Neil Postman: “ Aunque creo que el ordenador representa una tecnología sobrevalorada...” (Divertirse hasta morir, Tempestad, 2001, pp. 168-169; el original norteamericano es de 1985, Viking Press, New York).
La incapacidad de previsión de los sabios, o nuestra propia incapacidad para reconocerlos, nuestra falta de perspectiva.
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Las obligaciones que dejo para los demás, su normalidad, la facilidad que tienen para decir y hablarse, los gestos que se reconocen y guardan en la memoria: desde fuera se admira ese calor, que no es mío, que no es el mío. Empieza, sí, la amistad con los cuerpos, pero no se gasta en ellos: queda para después, el banquete, la reunión casual, el viaje. Es poca la información que me llega (salgo tan poco de mi alma!): el esplendor del espacio, las figuras contra la luz, que retardan el tiempo, riendo; nacida del espacio, gusta la alegría de retirarse.
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