P. Se hace necesario más que nunca un diálogo entre educación y nuevas tecnologías.
Comment:
1. ¿Quién dialoga?
1.1. ¿Quién fija las reglas del diálogo?
1.1.1. Un saber a priori, expertorizado, diagnosticado, no precisa de ningún diálogo.
1.1.1.1. La discusión continuada de todas y cada una de las asunciones, prejuicios varios, contenidas en el tono y mensaje de la entrevista, mostraría en qué consiste realmente el diálogo: en una imposición politizada.
R. Un profesor de la Universidad de Columbia me decía que la organización del currículo de ahora está muy relacionada con la aparición de la imprenta y la necesidad del libro de texto. Es necesario tener una perspectiva histórica que nos ayude a entender el proceso. En el XIX, los libros se generalizan pero en la actualidad han aparecido nuevos lenguajes. Ahora son importantes las fuentes de información y saber seleccionar los temas y su significación. Y ésta es la gran revolución del conocimiento, el cómo articular y organizar esa información que antes no teníamos. Ahora tenemos acceso a otras visiones de la realidad.
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1. La información trivial, pero que confunde: porque, ¿cómo no va a estar relacionado el currículo con la aparición de la imprenta? Y no existe ninguna necesidad de ningún libro de texto. De hecho podría no utilizarse ningún libro de texto. Pero admitir esto sería concederle un saber al profesor y una responsabilidad. Como no se quiere hacer eso, se perpetra la falsedad de obligarle a coger el libro de texto -la única pantalla entre él, el universitario, y la ignorancia absoluta: su única luz, sus muletas. También se le da la pizarra para que se consuele con algo: como un niño un poco estúpido y mayor al que se le regala un juguete. Pero que no se olvide: necesita los dos, el libro y la pizarra; sin ellos no sabría qué decir, ni qué pensar.
1.1. Lo primero, lo último: la necesidad de que le confirmen a uno desde el centro del imperio (Columbia, USA).
2. Los libros se generalizan en el XIX, pero en la actualidad han aparecido “nuevos lenguajes“: ¿cuáles? ¿Para qué sirven los lenguajes?
(2.1. Los libros representan un lenguaje del siglo XIX, desactualizado y desactivado, reaccionario, demodé.)
3. Puesto que los libros son del XIX (pues se introducen universalmente -qué gran catolicidad!- en el XIX, y en él se quedan), y “ahora son importantes las fuentes de información“, se deduce que los libros no representan ninguna fuente de información relevante; son, más allá del remedio del tonto -es decir, el libro de texto del maestro-, el juguete del tonto, en rústica o en piel, incluso desencuadernados: los reaccionarios burlables -maestros, profesores no universitarios- del libro confunden ese puro objeto mostrenco y que huele mal con la fuente del saber. (Se creen que ahí encuentran una rosa, pero hay nada más que una flor marchita. No tienen un amor, sino una traición: que, además, se merecen, ellos sabrán por qué.)
3.1. Se paga por un libro: fatal error, cuando la diversión viene gratis y sola, del estado y de la empresa.
3.1.1. Aunque se pide el alma, a cambio.
4. La paradisíaca revolución del conocimiento integra (ah!, la integración) dos momentos: a) la información de que antes no disponíamos y, b) el modo de su articulación. Las dos -la información y cómo se articula- vienen de fuera, a ellas tenemos que ajustarnos: porque la revolución, el milagro por fin edénico, pide nuestra colaboración, que nos adaptemos, nada más.
4.1. Los libros representan el desorden doblemente: inarticulan una información de la que carecen.
4.2. Los libros contienen una visión de la realidad desfasada, casi una falta de visión: pues la realidad, y lo que hay que ver, ya está aquí (oh!, Señor).
4.3. La realidad pretérita ha dejado de ser realidad: perdió su tiempo (hace ya tanto!) y ha perdido su espacio, constituye un mundo de objetos inexistentes, de pesadilla, para unos sujetos que no se han dado cuenta de que ya no los son: los profesores, los cuasi individuos desinformados de la pizarra y el libro de texto, de todos los libros y textos que desinforman, gente aburrida, contrarrevolucionaria.
5. Un nuevo medio no constituye un lenguaje. Todo lo más, un entramado metafórico que hace contactar el viejo saber con el nuevo saber, la posible traducción, la continuidad (la que también sirve, ciertamente, de criterio de -contra, si llega el caso- la novedad soberbia e injustificada, de freno).
P. ¿Pero las nuevas tecnologías contribuyen por sí solas a la mejora de la enseñanza?
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1. Surge la duda. Pero qué falsa es la duda!, a veces. Pues rogando que no todo bien venga de la tecnología (esa contribución absoluta, magnífica y automática), que no toda tecnología constituya un bien (pues entonces se deduce que la bomba atómica también representa un inalienable bien pedagógico), se cuela un tremendo gato en/con el menú: las tecnologías no contribuyen por sí solas a la mejora, pero se da por hecho que sí, que mejoran los aprendizajes, y las enseñanzas de los depauperados enseñantes.
1.1. La duda acerca de sí una tecnología puede perjudicar una enseñanza, un sentido de la enseñanza, la búsqueda de un saber, no aparece ya como si fuera una duda con sentido.
1.1.1. La certeza de la superación, del sinsentido de una duda, es igual a la resurrección del dogma: la sustitución de la religión como Sistema de la Verdad, por la verdad como sistema: las minúsculas (en el intercambio del orden de los elementos del sintagma) designan, ni más ni menos, la adopción en herencia de la retórica religiosa. Porque el piadoso no alberga ya ningún resquemor en su corazón: no comulga en Cristo los domingos, sino en el ordenador todos los días. Y su misa es esa continua diversión, la sonrisa fresca y franca.
R. Todo depende de cómo se utilicen, de cómo se organice la escuela, de cómo se concibe el papel del alumnado y del profesorado. Quizás, más que afanarse en evidenciar que con las TIC, los estudiantes aprenden mejor, sería pertinente preguntarse, ya que son herramientas que están ahí y que se van a quedar mucho tiempo, cómo organizar entornos de enseñanza que promueven el uso creativo y crítico de las TIC. La pregunta es qué queremos hacer con los ordenadores en la escuela. Hay colegios con pocos ordenadores que tienen proyectos educativos muy interesantes. Un ejemplo es cuando el alumnado construye sus propios contenidos, ese es el mejor material didáctico, el que construye el alumnado.
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1. Cifrar el sentido de una tecnología en el modo de sus empleos, ocultar la novedad con/en el vaivén de las prácticas antiguas (ahora sí tan queridas, para evitar localizar el paraíso tecnológico en el vacío de una emergencia radical que no significa nada, insignificante) olvida -pero nosotros, los universitarios, tenemos prohibida esta clase de ingenuidad- la ideología que redacta los preámbulos de los hallazgos tecnológicos, emborronando el articulado del funcionamiento de las herramientas (el manual del usuario, el libro de instrucciones, la ininteligible letra pequeña: cuando las averías).
2. La burocratización, en cuanto asignación de los papeles, de los usos, de la entera organización, no va a remediar ningún caos posible: va a entretener el tiempo, dando un plazo mayor hasta que se conozca el próximo desastre. Es igual que rezar para que llueva, o para que la guerra acabe pronto.
2.1. Porque la administración no sustituye a la ideología, ni las buenas intenciones a la semántica de la tecnología: ésta no conoce los fines, salvo como inter-medios, estaciones de paso. ¿O no se ha parado a pensar en la inquieta promesa del progreso tecnológico, el cambio per se, gratis, ateo, sin promesa añadida, aquí en la tierra?
3. El mejor material, el contenido ideal, los que construyen los alumnos. Pero no entiendo la posibilidad de la adecuación de las ocurrencias mentales de sus jóvenes vidas con la presencia de un entorno que les han dado los adultos. El que sean herederos no garantiza que vayan a saber administrar su patrimonio.
3.1. Los movimientos totalitarios adoran a la juventud, la plastilina a la mano, el salvajismo para usarlo: ¿de verdad hemos sufrido la revolución neolítica para rizar el rizo, y rezar al bucle tierno y adolescente de la autosocialización de los adolescentes (y los niños en general). Qué fácil nadar, si sabemos sacarnos del mar tirándonos de nuestro propio cabello, o unos a otros.
P. Pero la utilización educativa de las nuevas tecnologías choca con el concepto de ordenador juego que tienen la mayoría de los jóvenes.
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1. Vamos con el pequeño impedimento para oponerle la gran luz de la respuesta que viene después. (Pero no seamos mal pensados, prejuiciosos.)
R. El uso de las nuevas tecnologías ha llegado desde espacios no educativos. El juego es el primer contacto de los chicos y chicas con el ordenador. Por eso es muy importante que los proyectos educativos asociados al aprendizaje con ordenadores sean imaginativos.
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1. No, no es cierto. El uso de las nuevas tecnologías no ha llegado desde espacios no educativos, sino que -en buena parte, en la esencial, la del conocimiento- arraiga en espacios educativos
2. Aunque el juego vaya ligado con la imaginación, de ninguna manera eso significa quitarle seriedad, ni al juego ni a la imaginación,.
2.1. No hay juego sin reglas, y éstas son autoritarias, fijadas.
2.2. La imaginación pertenece al juego, no al exterior del juego.
3. La gracia de la respuesta, que evade la trampa de la pregunta: sí, se conoce el ordenador jugando, pero es que debe ser así.
3.1. La falacia naturalista es adorable: el encanto de un juez que encontrara pronto al culpable, la herramienta conceptual psicopedagógica, la religión a la mano. “Pues no quieres conocer la verdad que te revela mi dios, te maldigo”.
3.2. Las ciencias sociales transitan del es al debe, o por los derroteros de la magia simpática.
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