31 de diciembre de 2009

El deseo secreto del mundo

Trabajo + voluntad. Lo demás se dará por añadidura. Si tiene.

Buenos propósitos de la subjetividad

Protegerse, cada vez más niño temeroso, detrás del texto ajeno.

-¿No te da un poco de vergüenza?
-Sí, pero puede más la desesperación, la del Único y la de la soledad. Del uno en la otra, de la segunda en el primero, alimentándose mutuamente en su miseria innúmera.

31 de diciembre

¿Somos justos? ¿Quién fue –qué hizo Maurice Blanchot?

En las pp. 172-174 de El espacio literario, Paidós, 2000, Blanchot se ocupa del Lord Chandos de Hofmannsthal, que leyó Kafka...

¿Quién fue -qué hizo?

¿Cómo casan París y Viena con nuestro mundo 2010?

***

... y el eterno retorno en sepia.

Kafka on Journal/s, VI

26 de diciembre de 1911: (...) Lista de pasajes de Poesía y verdad que, por una cualidad no identificable, producen una impresión de vida particularmente intensa, que no concuerda esencialmente con lo descrito...

Le Rider ve en la anotación de Kafka (ese día la entrada del Diario es mucho más amplia) una prueba de la lejanía (en la mente de Kafka) del texto diarístico respecto a la "historia sana" (la literatura). ¿Por qué, en lugar de esa distancia que deprecia el discurso íntimo, no observar ahí, en la anotación del escritor checo a propósito del texto goethiano, una desviación de la palabra con relación al objeto, extrañándolo y volviéndolo inquietante, típica de la escritura de K.?

Niebla

Con esa elegancia francesa, tan hábil en tratar con papel de fumar los acontecimientos histórico-mundiales y el lugar en ellos del pequeño individuo (véase, si no, las derridianas Memorias para Paul de Man), Maurice Blanchot, en este párrafo que, rigorosamente, no contiene nada, y si acaso una prohibición de remover, desliza o no puede impedir una frase terrible, la subrayada:


M. Blanchot, El paso (no) más allá, Paidós, 1994, p. 144. Libro tanto más admirable (francés) para mí desde que he decidido leer sin intentar comprender nada del artificio y sus fuegos. Sin intentar desentrañar el sentido del texto.

30 de diciembre de 2009

¿Tan previsible es uno?

O cíclico.

El 30 de diciembre del año pasado, también las Regulae. Ah, sí, uno es un pequeño funcionario de la nada progresiva, del apocalipsis en cucharilla.

Cicely ma non troppo...

La sonrisa de Risi, a pesar de todo

... y un 30 de diciembre víspera de un falso cambio de década, pero cómo ha pasado el tiempo, Dios mío!

Qué cosas!

Nothing sticks to a passion more than an idea.

Alabadas sean las insensateces

En 1994, contra todo pronóstico racional, el IVEI tradujo los Diarios de Robert Musil. Reedición en DeBolsillo.

¿Para cuándo los de Schnitzler?

De casi cualquiera prefiero los Diarios

Naturalmente. Cuando todo (el mundo entero, el hombre sin el mundo) se haya convertido en cenizas, no quedará nada más que el silencio de los lamentos: los Diarios que escribimos o que leímos. Ahí no puede haber falsedad de principio.

Teatro/s

Ionesco: irregular, pero no soy buen lector de teatro ni el teatro se lee. Lúcido a veces, claro en el significado, a través de todo ese desbarre mental, lúcido en la sencillez no pretenciosa de sus proposiciones (final de El porvenir está en los huevos, por ejemplo). De Ionesco prefiero los Diarios. De casi cualquiera prefiero los Diarios.

Dürrenmatt: más discursivo, coral, concreto... La visita de la vieja dama.

No es teatro: Flaubert, Bouvard y Pécuchet. Me llama la atención la conversión mental de los amigos, al cabo del tiempo y de los fracasos de su su empresa agraria. Empiezan a jugar amoralmente, no se libran ni los animales ni las personas de sus experiencias "científicas". Me llama la atención cómo es la razón económica la que se convierte en razón científica, y no a la inversa. Esto es, que la ciencia implique efectos tecnológicos útiles y beneficiosos. Se ve, en el discurso narrativo flaubertiano, cómo no hay ni que pensar en una inocencia (neutra) de la tecnociencia: vino del poder y en él se queda, o mejor: el poder se queda entre bambalinas. Progreso, canto de las sirenas.

Perspectivas

El único, quizás, p. de v. adecuado acerca del mundo: el de Jorge de Burgos. La absoluta seriedad, la denuncia de la risa (aun escrita por el Filósofo), el gesto congelado. Salvo el amor, esta distracción engañadora.

Dfs.

Tras la pasión se encuentra una idea confusa, una comprensión inadecuada de los acontecimientos. Tras la pasión, también, se encuentran un lenguaje y una mente ideocráticos, nada pasionales.

29 de diciembre de 2009

El hombre

Una caña que duda. Descartes o Pascal. El hombre que con nosotros va, íntimo enemigo, duda universalmente.

Pascal

Vía blog.

El yo es odioso (...) el 'yo' tiene dos cualidades: es injusto en sí, por hacerse centro de todo; es incómodo para los demás, porque quiere someterlos; porque cada 'yo' es el enemigo y quisiera ser el tirano de todos los demás.

Descartes

"Las Regulae no permiten una lectura obvia."
J.-L. Marion, Sobre la ontología gris de Descartes.

Buena primera frase. Luego está el subtítulo del libro (editado en España por Escolar y Mayo): "Ciencia cartesiana y saber aristotélico en las Regulae". Me imagino que es lo que estaba esperando la masa crítica ciudadana. Un texto así, acostumbrados como estamos a la liviandad de Barthes (por seguir con autores franceses).

... Por cierto que hace un calor de föhn turbio e inapropiado (nada cartesiano; pascaliano, más bien) en el valle de mis sueños, mientras se escucha a Maná.

***

¿Qué es Lógica? Aristóteles, Descartes (el de las Regulae), Hegel... ¿Qué tiene que ver conmigo? Se me olvidó...

L. Ch., una carta

Mi caso es, en resumen, el siguiente: he perdido por completo la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre ninguna cosa.

Al principio se me iba haciendo imposible comentar un tema profundo o general y emplear sin vacilar esas palabras de las que suelen servirse habitualmente todas las personas. Sentía un incomprensible malestar a la hora de pronunciar siquiera las palabras "espíritu", "alma", o "cuerpo". (…) las palabras abstractas, de las que conforme a la naturaleza, se tiene que servir la lengua para manifestar cualquier opinión, se me desintegraban en la boca como saetas mohosas (…) poco a poco se fue extendiendo esa tribulación como la herrumbre que corroe todo lo que tiene alrededor. Hasta en la conversación familiar y cotidiana se me volvieron dudosos todos los juicios que suelen emitirse con ligereza y seguridad sonámbula, que tuve que dejar de participar en tales conversaciones (…) Todo esto me parecía sumamente indemostrable, falso e inconsistente. Mi espíritu me obligaba a ver con una proximidad inquietante todas las cosas que aparecían en tales conversaciones: igual que en una ocasión había visto a través de un cristal de aumento un trozo de piel de mi dedo meñique que semejaba una llanura con surcos y cuevas, me ocurría ahora con las personas y sus actos. Ya no lograba aprehenderlas con la mirada simplificadora de la costumbre. Todo se me desintegraba en partes, las partes otra vez en partes, y nada se dejaba ya abarcar con un concepto. Las palabras aisladas flotaba alrededor de mí; cuajaban en ojos que me miraban fijamente y de los que no puedo apartar la vista: son remolinos a los que me da vértigo asomarme, que giran sin cesar y a través de los cuales se llega al vacío (Hugo von Hofmannsthal).

Ni el vuelo conceptual (Platón) ni el paseo (Cicerón, Séneca) proporcionan una cura: el mundo antiguo, allí donde se busca el refugio, no es, definitivamente, el mundo moderno. Se comprenden sus categoría, sin embargo todo semeja un juego que deja al margen y en la soledad más terrible al pensador actual y sus pensamientos.

Llevan razón

Sch. y los demás realistas: no hay más felicidad que cuando el mundo se te resiste. Empezando por el lenguaje, que se ha ido a la otra esquina, por sí decir, a la opacidad del mundo (¿rechaza la luz penetrante o es que la absorbe, de tan negro que se ofrece?).

Kafka on Journal/s, V

29 de setiembre /de 1911/. Diarios de Goethe. Una persona que no lleva un diario se halla en una posición falsa ante un diario. Cuando, por ejemplo, en los diarios de Goethe, lee: «11-1-1797. Todo el día en casa, ocupado en arreglos diversos», le parece que él mismo nunca ha hecho tan poca cosa en un día.

28 de diciembre de 2009

Devant la porte de la loi, pour toi seulement destinée.

No trabajado mucho. A última hora de la tarde en la ciudad. Otra vez, ninguna claridad de visión. ¡¡¡Aunque es del todo evidente que me hallo tan cerca de la solución de las más hondas cuestiones que casi me doy de narices con ella!!! ¡Pero justo ahora mi espíritu está sencillamente ciego para verla! Tengo la sensación de hallarme junto a la puerta de la SOLUCIÓN, pero no consigo verla lo suficientemente claro como para poder abrirla. Esta es una sensación enormemente curiosa, que nunca había sentido con tanta claridad como ahora. (L. Wittgenstein, Diarios secretos, 16 de noviembre de 1914)

De alguna manera todo empezó...

... aquí (30/04/2005). Más o menos, porque no encuentro lo que buscaba. ¿O es el 22 de abril de 2006? Porque no voy a pensar que me confundo de periódico... Se me va la vida en búsquedas infecundas, y en consignarlo...

Strange happiness

La lentitud. Objetos, términos, puestos delante, durante unos segundos eternos...

Mímesis


Kafka on Journal/s, IV

25 de febrero de 1912. ¡Desde hoy, no dejar el diario! ¡Escribir con regularidad! ¡No rendirse! Aunque no haya redención, voy a ser en todo momento digno de ella.

(Revuelto en sentido escatológico, esto es, absolutamente desesperanzado, el mandato moral sintético kantiano: hazte digno de merecer la felicidad. Al mismo tiempo que la razón universalista ha sido flechada por la fe, y por una fe particular, se ha vuelto hacia el lenguaje (esa misma razón), y hacia un lenguaje particular, el del Diario íntimo. Si quiere recuperarse, esa misma razón, no lo va a lograr sino como inteligencia psicotécnica musiliana. Una burda y embrutecedora imitación.)

 A través de Kafka (¿gracias a él?, ¿a su pesar?) aprenden los mediocres (aristotélicamente hablando: los que no llegan a la virtud) su propio fracaso con aspavientos. Hay que empezar de joven (a leerlo, la derrota ya va en los genes; tampoco viene mal Cortázar: Rayuela y algún relato como El perseguidor).

27 de diciembre de 2009

Autoficción, otros lares

Vila-Matas y un viaje y una entrevista a priori.

Los Secretos.

Volver, turbia melancolía. Hermosa y verde.

Una entrevista de M. Alberca a Ph. Lejeune. Impresionante:
Escribo para mí sólo, como otros muchos diaristas, es la condición de mi libertad. Lo que supone que nunca nadie que me haya conocido me leerá. Yo no publicaré por lo tanto nada. Y si no destruyo lo que he escrito, retrasaré la divulgación de esto lo bastante lejos en el porvenir que evite cualquier interferencia del mundo en el que habré vivido y este en el que seré leído.

Superación del escepticismo

Salimos más fortalecidos del abismo, no cabe duda. Lo contamos. Nos levantamos del interior roto.

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Esta certeza... ¿se puede mantener para siempre? Ojalá que fuese así (23 de julio de 2012).

Bárbaros

Quien entiende la piedad no habla un lenguaje distinto.

***

(En un ambiente apropiado, soledad, música, escasos clientes, yo, etc.) Necesidad de releer a Pedro Salinas. A ver qué sale.

Prudencia

... Aun tendríamos que agradecer la sequedad de nuestros amigos, que no nos halagan en la hora de nuestros supuestos errores. O no darle más vueltas a lo que pasa, que lo único que conseguiremos será marearnos. Névrose obsesionelle.

Desmemoria, II

Quizás sea innecesario recordar, ordenar hechos y rostros, no lo sé. Tengo tres frases sueltas de una conversación, por ejemplo, y no soy capaz de secuenciarlas. Las palabras ocurren en el tiempo, lo saben Kant y los poetas. La generalidad de los filósofos las enfría y a ellas no les queda sino retorcerse igual que momias descontentas. Suceden según un esquema, las proposiciones emitidas, ritualizado (por obra de los mismos filósofos) según una ley eterna de causa y efecto que hasta a dios mismo obliga (para que su obra parezca la mejor posible, teológicamente hablando). Lo sé, todo esto lo conozco, y a mí de nada me sirve. Cualquier sentido que yo les diera (a mis frases recordadas) ya sería un añadido, algo absurdo a lo que la razón que duda no quiere prestarse. La vida no nos viene fácil.

Odio

Revólver.

Programático.

Kafka on Journal´s, III

La amargura que sentí anoche cuando, en casa de Baum, Max leyó mi pequeña narración del automóvil. Me había encerrado en mí mismo frente a todos y frente a la narración, con la barbilla literalmente clavada en el pecho. Las frases desordenadas de esta historia, con unas lagunas en las que uno podría meter las dos pianos; una frase suena aguda, otra suena grave, al buen tuntún; una frase se roza con la otra, como la lengua con un diente cariado o mal colocado; una frase se nos viene encima con un arranque tan brusco, que todo el cuento se hunde en un asombro mal dispuesto; una soñolienta imitación de Max (reproches reprimidos-alentados) avanza oscilante; a veces parece un curso de baile en su primer cuarto de hora. Me doy a mí mismo la explicación de que tengo demasiado poco tiempo y tranquilidad para extraer de mí, en su totalidad, las posibilidades de mi talento. De ahí que únicamente salgan a la luz unos esbozos inconexos que llenan, por ejemplo, todo el cuento del automóvil. Si alguna vez lograse acabar un todo de proporciones mayores, bien estructurado del principio al fin, entonces el relato nunca podría desprenderse definitivamente de mí, y yo podría escuchar su lectura tranquilo y con los ojos abiertos ... (5 de noviembre de 1911)

26 de diciembre de 2009

Kafka on Journal/s, II


La traducción francesa, supongo que Le Rider maneja también en este caso la trad. de Marthe Robert, es más explícita: mi conciencia de mis facultades creadoras es inmensa (traduzco yo). Mucho más que el pálido e impersonal (pálido por impersonal) "es imposible calibrar" de la versión castellana de F. Formosa. ¿Qué diría el original? (Otro de los párrafos que Le Rider cita, claro.)

***

Los Diarios en scribd. ¿Está todo? Aquí en pdf. En papel (insustituible, yo ya tengo mi ejemplar en la venerable Bruguera, por el catálogo, no por otras cosas) las más recientes versiones son las de F. Formosa (Tusquets, en efecto; en Lumen, pocos años antes, pero estamos hablando de los 90) y la de, oh!, Andrés Sánchez Pascual, en Nuevas Ediciones de Bolsillo, 2006. Si el isbn está en lo correcto.

Kafka on Journal/s


Necesidad del engaño.

***

La distancia, entre el discurso diarístico y el texto literario, entre frustración y realización, similar a la que existiría, para el paseante, entre las cafeterías llenas y la felicidad. Materia antes de la forma, cuerpo Adv. la belleza. Identidad potencial. ¿A quién se le concede? Hay más textos al respecto, pero con este mismo ya se puede pensar en el prejuicio (antidiarístico) kafkiano, y en la necesidad de consuelo (creativo, ¿personal?). Por eso leímos sus Diarios y por eso los recordamos, haciéndolos presentes.

(Traducción de uno de los párrafos citados por Le Rider, en su Journaux intimes viennois; de F. Formosa, disponible ahora en Tusquets, si no equivoco y no sé si en otra editorial más. Sorry, no puedo comprobarlo en este momento.)

Roland Barthes, la angustia

El capricho, la novedad. El imperio de los signos. Sustituir la intención personal por un paratexto, por muchos paratextos: no cae la moralidad solamente, el cálculo de las consecuencias también se viene abajo. En vez de la racionalidad occidental (significativa), una pasión que se engolfa en los significantes. Una mente vacía, para la cual todo parece exótico: Japón, los cerezos, los almendros vicarios y promisorios. Bientôt.

Andreia

En el sueño: un torrente de sentimientos y de discurso. Me muestro como quisiera durante el día, y no soy ese ser dulce e inofensivo que se ha acostumbrado a dar a entender que su silencio es la actitud que corresponde a un hombre inteligente, y no una enquistada cobardía e irresolución.

Al contrario, la rabia me hace salirme de mis casillas. ¿Quién soy, en realidad, el de ahora o el inconsciente?

***

El yo es odioso, sostiene Pascal. Buena forma de meter en vereda a Descartes, ahora que toca. Alabados sean los sistemas educativos, que, pretendiendo lo contrario, nos llevan al orden sagrado de los sabios antiguos.

Aunque... quizás Descartes no sostenga otra cosa, solamente que en el yo habita la verdad, pero eso no tiene por qué hacerlo más amable... la verdad misma puede ser odiosa. ¿Viene de ahí, de esa secreta consciencia, el malestar que siempre me ha producido el autor francés?

Desmemoria

No recuerdo ni las fechas ni los hechos ni el contenido de las conversaciones. De las caras, ¿qué voy a decir? Me paso el día con la tortura de recordarlas, sin conseguirlo. No sé si esto será grave.

Incapacidad de inducir

Si de ciento, ninguna, ¿porque en la ciento una iba a funcionar? A pesar de saberlo, se recae. Secreta obsesión.

25 de diciembre de 2009

Bibliografía de urgencia

M. Alberca, La escritura invisible. Testimonios sobre el diario íntimo, Sendoa, 2000.
A. Girard, Le Journal intime, Paris, PUF, 1963
E. Henriot, La Manie du journal intime et le roman autobiographique, Monaco, Societé de Conférences, 1924.
A. Pauls, Cómo se escribe. El diario íntimo, Buenos Aires, El Ateneo, 1996.

O sea, que las llevo claras...

Una entrevista a Alan Pauls.

Sch.

En previsión de mi muerte, hago esta confesión. Desprecio a la nación alemana a causa de su necedad infinita, y me avergüenzo de pertenecer a ella. (Palabras del final de El amor, las mujeres y la muerte, ed. Edaf.)

Hace falta haber alcanzado un p. de v. acerca de la existencia en general, haberlo reposado y digerido después, habernos dicho finalmente que sí, que una y mil veces. Porque cualquiera puede imaginar que los alemanes son, simplemente, nuestros congéneres, y nosotros para ellos.

Brand New Cadillac

Los Farsantes. De nada.

Procrastinación


Va a ser eso. Lo de Amiel. Neurosis obsesiva, dejadez y abulia, inmadurez, depresión, incapacidad, soledad. Compensado por la escritura, a través del gran equívoco consistente en sustitur la vida por la narración, la existencia para ser contada. No había razones para escribir un diario (dentro de la norma social, médica, filosófica, etc.), pero una vez escrito basta con la ambición del intérprete para trasladar (oh sinecdótica generosidad!) la enfermedad individual al malestar antropológico moderno, esa infernal soledad que aun en los valles recónditos se siente a ciertas horas. Vendrá luego el feedback reparador: la conversión de una sintomática ontológico-social, de esta semiología clínicamente sesgada, en una práctica de escritura consciente. Está el diario, los ladrillos; ¿por qué no la casa de la autoficción? Pues ya no importarían los acontecimientos, ni como signo ni como sucedáneo ni como nada; no quedaría otra sino el ego fictus y el contagio proporcional de todos sus sucesos, res fictae (Le Rider, naturalmente, el autor del párrafo citado.)

***

Andrés Trapiello, conferencias en la F. Juan March. Más tarea para mis orejas.

Trapiello, p. 65



Uff! ¿Me permite una observación? ¿Cree que el Diario requiere una persona "sana"? ... Y si no cuadra, ¿el "caso" médico, psicoanalítico, etc.? ... Literatura de la mano de la ciencia (la escritura detrás del par normal/patológico). No sé, no sé...

Vuelta al Diario

¿Descanso de Platón? ¿Incipit Descartes?

De y sobre Amiel, Trapiello (teoría y práctica), las páginas de Le Rider sobre Amiel (Journaux intimes viennois): tareas.

Bouvard y Pecuchet de Flaubert: tarea empezada. Pero no me gustan las novelas...

¿Cuándo me atreveré, en serio, con el Diario de Kafka? Personalmente, me interesa.

Al fin, chez moi

Después de tempestades, viajes, incidentes. Así ha sucedido. La mayor parte de lo que escribo (no me voy a poner escolástico, como aquella vez que discutí la diferencia entre que es evidente y qué es evidente; no me voy a preguntar qué escribo) corresponde a la categoría de la máscara, del glissage (personas, tiempos, espacios). La preceptiva (clásica) está ahí para que yo resbale por ella, para que no me atrapéis. De ese modo no podréis romperme, a lo cual invitaría mi torpe fragilidad. Con ese juego, impropio de personas mayores, aquellas que poseen coches responsables en la medida de sus fuerzas, me hago la ilusión de que me escapo, de que viajo inclusive, yo que soy un sedentario aficionado a la foto fija desde mi balcón pueblerino. Mejor así: este pensamiento de casino que arrostro me hace sentir escéptico sobre los significados y el orden lingüístico. Idiotez ultradefensiva, ya lo sé. (Muy conveniente para mí, también lo sé. Al menos, ésa es mi intención.)

24 de diciembre de 2009

Expectantes

(Sigo con Amiel)

Se espera un mundo, unas pocas frases. El lenguaje causa el mundo (podríamos platonizar a Witt.). El lenguaje, al cabo, no aparece como lo más poderoso, sin embargo. La carne, mucho más poderosa. Se acaba imponiendo, dicen, al rumor de su debilidad. De ello viene, entre otras cosas, la virtud de la piedad. Mirando a la carne doliente, en ese caso. En el mejor, al cuerpo de los amantes. Piadosos en su confirmar al dios ahora.

Sch.

Lo que me hace tan grata la sociedad de mi perro, es la transparencia de su ser. Mi perro es transparente como el cristal.

Alguien podría suscribirlo.

***

La virtud no se enseña, como tampoco el genio. La idea que se tiene de la virtud es estéril, y no puede servir más que de instrumento, como las cosas técnicas en materia de arte. Esperar que nuestros sistemas de moral y nuestras éticas puedan formar personas virtuosas, nobles y santas, es tan insensato como imaginar que nuestros tratados de estética puedan producir poetas, escultores, pintores y músicos.

... No los producen, acotan el terreno, se puede permanecer dentro o saltar las barreras. No son tan inútiles los sistemas.

(En Sch., El amor, las mujeres y la muerte, disponible en Edaf)

Llegaron las lluvias


Al no querer irse este diciembre.

Dreams

Contar los sueños no lleva a ningún sitio, aunque sea porque la narración verbal siempre va a empalidecer lo vívido del sueño. Tener sueños obedece a alguna razón, sin embargo. No sé cómo había llegado a casa del amigo (ya no sé si lo he olvidado o si es que el sueño empezaba como in medias res). Me había dicho que su padre se encontraba mal, que ya no reconocía a nadie. Padre e hijo se parecían, suele ocurrir. Puede que por eso mismo, porque se miraba él ya en el padre perdido, me hubiera dicho mi amigo que él no iba a llegar a viejo, y que esas cosas se saben. Pensé yo que era deseo suyo de no verse así, impedido y fuera del mundo como su padre. Entonces me pregunté cuánto tiempo podía disfrutar de su amistad, tuve claro que todo se acabaría (¿un año?, ¿veinte?), que éramos mortales y que tendría que acompañarlo yo en su dolor inconsciente, si es que los males del cuerpo y del cerebro se heredan. Cuando se ama se cree que esto tiene que ser así y se asienta la obligación con suavidad levísima, como de pluma de ángel de anuncio. Pero ahora estaba en su casa, lejos de la mía, sentado a su lado. Le explicaba algo a un niño con el cuaderno abierto sobre la mesa. Un hermano, pero la diferencia de edad era muy grande.

Llegó un hombre muy alto, alguien a quien conocía del trabajo. Me dijo que había venido porque sabía que mi amigo tenía las mismas dudas que él sobre el asunto. Pero yo no, me apresuré a decirle. Esa cuestión yo la tenía ya resuelta, e inmediatamente caí en la cuenta de que no tenía resuelto nada más, y que por eso estaba allí yo también. Una idea me cruzó fugazmente. Tenía que bajar a la ciudad, allí abajo, aunque delante de mí sólo tenía piedras. Como de una cantera quizás, cerca de donde yo nací, un sitio al que me escapaba de pequeño y al que algunas veces he vuelto de adulto, ya con otro ánimo. En la ciudad debía visitar alguno de los establecimientos: sabía más o menos cómo llegar a los dos primeros. Pero era el tercero el que de veras me interesaba, justo aquel cuyo dédalo de calles adyacentes hacía que se me esfumara de la memoria. Como se le esfuma a uno de los ojos de la memoria la cara de los amigos ausentes. Viene el sol, en las paredes de enfrente, a acallar un poco la tristeza de unas tardes que parecen propiamente lisboetas.

...

Lo que ven los ojos


Guardándolo para siempre. Sol, nubes, la presencia ubicua de los seres, un valle donde salta el corazón. Almanzora.

Dios aprieta

Tampoco tiene mayor problema en ahogar. Lo sabe cualquiera que tenga que visitar los hospitales. Le damos la razón a Sch.: la prioridad y positividad ontológica del sufrimiento, respecto a la alegría. Sufre mucho más la víctima de lo que goza el verdugo, podríamos generalizar a partir de lo que se ve en la naturaleza. El dolor infligido acaba en nada, en culpa, en mentira. El dolor sufrido, en un silencio atroz y retumbante por siempre. Feliz Navidad.

23 de diciembre de 2009

Vergüenza

Ya solamente me faltaba hacerme bibliófilo (facción petit-bourgeoise), pegarme a la erudición y buscar las correlaciones que buscan otros. Y más si la cosa va de egotismo, el de los diaristas. O el de Unamuno.

Me refiero a Don Quijote en los Alpes, de A. Insúa (ed. original de 1907, definitiva de 1921).

Cosa de husmear, de ventear humos y nieblas. En efecto.

[Aquí tb. el doc. en scribd: de M. Padilla Novoa, en los Anales... de la Complutense:

www.librospdf.net/ver-libro.php?n=Presencia de Amiel en Niebla&url=http://revistas.ucm.es/fsl/15756866/articulos/ASEM8686110073A.PDF ]

Valeriana

A veces pienso, a veces me vienen ideas. (O sea, que yo no tengo nada que ver, que dos neuronas y ya está, contando generosamente, y no siempre sinaptan ni se quedan los engramas esos.)

Que escriban otros, que yo hoy tengo frío

Y mañana Dios dirá.

***

El poeta es poeta / cuando está cansado / y su voz es un susurro / como de otro, como de todos, / ni acre ni tierno ni pretencioso / ni lisonjero ni banal.

Lo cual a mí me satisface (es decir, el hecho de que escriban otros) porque no me sentí llamado nunca a vocación más alta que la de comentar.

***

Difícilmente se puede encontrar algo más demoledor que las propias palabras de uno:

Cierto exitoso autor de libros de autoayuda, libros que incomprensiblemente suelen ubicarse en la sección de filosofía de las librerías, me reprochaba hace un año, en este mismo lugar, recurrir a Platón al hablar de enseñanza.

Podía haber cogido (nombrado) a otro, pero mira que a Platón... Porque la necedad, transmitida electrónicamente, se resguarda más eterna que la piedra.

El p. de v. correcto, la verdad en la parte

Según Sch., El amor, las mujeres y la muerte:

No advertimos la salud general de nuestro cuerpo, sino tan sólo el ligero sitio donde nos hace daño el calzado; no apreciamos el conjunto próspero de nuestros negocios, pues sólo nos preocupa alguna insignificante pequeñez que nos apesadumbra. Así, pues, el bienestar y la dicha son enteramente negativos; sólo el dolor es positivo.

¿Esta nota?

Ah, sí, a propósito de Amiel (mi Biblia, me dice ella)

Voilá:

Comprensión:

reconstrucción + idealidad
=
justificación de la crítica

juicio de valor (opinión)

Esto según el prologuista introductor (el escritor cubano J. de la Luz León).

19 de diciembre, sueño platónico

El ateniense, un personaje mediocre cd vez que aparece en su propia obra (pero es su propia obra!), y un filósofo escritor genial, lo que consigue a cambio de retirarse de la vida pública...

Tiene coherencia, creo, mi sueño: quien no es capaz de escenificar su propia genialidad, ¿cómo no se va a ver obligado a retirarse de la circulación social, mundana?

Asombra la dureza de la lógica (los dioses tienen que estar implicados en ello): con hechos falsos se fabrica una cadena indestructible, sustentada en el principio de que la nada es.

***

Por lo demás, los hombres duermen cada vez menos.

Yo soy un hombre.

 Yo duermo cada vez menos.

22 de diciembre de 2009

Todos los gatos

¿Quién se conoce a sí mismo?

Intuyo que otros me conocen mejor.

***

Le aconsejo que sea prudente, que respete (a) los elementos. Son más fuertes que uno, le digo. Me contesta, y en ese momento me doy cuenta de lo islas que somos unos para otros. ¿No lo somos?

Aristotelismo

Prefiero pasar por estúpido a ser malvado.

Creo que, en el fondo, la bondad implica la inteligencia, aunque la inversa (socrática) a mí no me parece tan cierta. De ahí que distinga entre "pasar por" (apariencia) y "ser" (realidad).

Exámenes

Equivocarme, vale. Yo como todos. Se rectifica y ya está.

Ser objetivamente injusto, ¿quién lo evita? ¿Quién posee las tablas para evitarlo?

Ser injusto subjetivamente, según la intención, para mí es el mayor pecado.

a, b y c causan dolor; el último, seguramente, no te lo perdonan (yo creo que tampoco lo haría). Pero tiene que exigirse que se perdonen los dos primeros. También forma parte de la educación de los jóvenes ese aprendija (del error humano, de las indecisiones, del valor de templar o moderarse, etc.)

Géneros de la literatura fungible

Muy practicados por mí: sms, por rachas; email, por rachas; servilleta de papel: lo dejé como práctica reglada, ahora solamente me sirven de recordatorio; trozo de folio o parte no impresa de un impreso, a veces; mantel de papel, no puedo resistirme. Estaba destinado al blog. Porque también de jovencillo llevaba yo mi Diario.

21 de diciembre de 2009

Silencio absoluto

Menos el dolor de cabeza.

Aunque el interior no llega al mundo.

(Amiel: el paisaje es un estado del alma...)

***

... un pobre hombre y ya está. Sometido a las alegrías y las tristezas, torpe semoviente, raudo en el verbo solipsista, criptogongorizante... Sometido a las miradas ajenas, a las presencias y las ausencias... Nada más y nada menos que un pobre hombre al que le gustaría alguna fealdad contrastante y no la alegría desprendida de los jóvenes y la dureza de las decisiones de los mayores, que saben lo que deben hacer y en consecuencia actúan...

... un misántropo, tuyo y de nadie, una nada que desatiende las edades, que ve juventud en la inocencia aunque los años, un insociable de todos y de ninguno, alguien que muere de hambre y no sabe de qué ni decirlo, un torpe prosaísta que a nadie quiere volver loco y menos que a nadie a aquellos a los que ama sobre todas las cosas y sin medida...

... un ser que ha descubierto que tiene gustos y miradas alegres, que sufre como todos, alguien que no se decide a hablar y que se pierde, un donnadie de los que innúmeros pueblan las ciudades, habitando su insomnio y los ajenos, uno más de los que pueblan las ciudades grandes como Madrid desconocida y las villages pequeñas sudorientales tan desconocidas por aquellos que lloran cuando vienen desde paisajes más alegres (conocen un japón de postal y de falsos cerezos, pues es que florecen los almendros cuando deben según la medida del tiempo dios; pero aquí no, piensan)...

... hablo de ti y de mí y de todos, de los que estáis y los ausentes, los vivos y los muertos y los que no sabemos, los amigos que tuve, los que he perdido por mi culpa y los que no llegaré a tener, de las madres desaparecidas en vida por razón de una destrucción cruel, de los padres viejos, de los hermanos, de ti y de mi, de todos, los vivos y los muertos, de mis padres sobre todo, allí en ninguna parte según reza  mi credo materialista, y en mi memoria siempre presentes sin embargo (¿qué sería de mi pobre alma sin su guía?, ¿de mis ojos sin su luz?), a lo que se obligan los hijos, aunque sean ingratos, demasiado tarde; de ti y de mí hablo, de tu miedo y tu ingenuidad, hermana de la mía y tan distante, de la soledad que da fuerzas y de la que debilita, de mi culpa y mi amor sincero, de todo ello hablo, y hablo también de lo que callo...

... y es la tierra toda un himno a lo desconocido, esta noche, según pide el gran poeta extranjero.

20 de diciembre de 2009

¿Jugamos a Amiel?

(Al hilo de un libro sobre Amiel, o del incumplimiento de la promesa de la vida y el arte)

No jugamos a nada. Una seriedad mortecina nos entumece, igual a las tardes frías, los finales de las historias o las vísperas de todo y de nada. Pienso en otras épocas, en Cernuda, Salinas o Aleixandre: ¿quién se atrevería a decir entonces que un beso primerizo contiene la seguridad de un no? ¿Por qué no, en vez de eso, la serie de los besos sucesivos en que los labios se prueban y se rectifican las almas en su apreciación? Quien ha amado no puede ya dejarlo (qué poco significan los engaños!), y no se le puede tener demasiado en cuenta la insincera facilidad de los acuerdos.

***
Me doy perfecta cuenta de que un liberal prosaico como yo lleva en su persona el aliento poético de una piedra, y una vocación inmarcesible por la autoficción escritural.

Maladie de la doute

En la vida igual que en el arte:



J. de la Luz León, Amiel..., Biblioteca Nueva, 1927, p. 60

Tengo que pensar

En esto: el enlace entre razón legisladora, simpatía, autenticidad transparente (sinceridad o franqueza utópicas) y vergüenza inducida.

Me parece que, por el camino, la razón que obra según fines se me ha quedado en los medios. Que el demonio utilitarista (felicitante, vétero-mediterráneo) se ha introducido en Kant---

¿De veras se percibe eso?

Un pretencioso con ínfulas, marcando las distancias. Hay quien se queda ahí. Otros no: él es así. Un nombre. ¿Un nombre sin trascendencia? ¿Jugamos a Amiel?

Silogismos de la imbecilidad

Está quien, mediante la aplicación somera de tres o cuatros reglas lógicas, demuestra que tal cosa vale o no vale, pertenece al arte o la literatura o sucede lo contrario, que no pertenece ni al uno ni a la otra. Tiene el valor (vamos a decirlo así) de razonar según su personal convicción. ¿Se ha preguntado si el valor de su convicción = 0?

Y si le das al simple unas nociones simples de estadística, le habrás proporcionado seguramente la felicidad. El bagaje de astucia, así ganado con la manipulación numérica, le servirá para razonar tanto la marcha emancipatoria de la sociedad como los retrasos inesperados que se producen en lo que debía ser y no es.

19 de diciembre de 2009

¿Hombre de poca fe?

¿A la tercera la vencida? Ni por resultado ni (peor incluso; ¿cómo ocurren estas transformaciones en negativo?) por juego parece muy posible... Creo que en unos cincuenta minutos vamos a tener otra de ajos y agua. Al mal tiempo... mirar para otro lado, y callarse.

Ahora bien: el arbitraje es más malo que un dolor (otras veces no lo fue) y me ha llegado un libro magnífico (1927), un florilegio del Diario de Amiel introducido por J. de la Luz León (sí, él), que voy a empezar a leer de inmediato, como el partido no cambie (Messi mediante; o San Pedro) de signo.



***

Hombre de poca fe!

Imperativo platónico

O de la universalizabilidad de la simpatía.

Psicodiagnóstico

O de los motivos del Diario (íntimo) del adulto (hombre, varón);

o de la escritura (diarística) al suicidio o la muerte (personal, social)---

Según las conclusiones de Gregorio Marañón en su libro sobre Amiel (cito por la ed. de Círculo de lectores, 1969, pp. 179-180):



La clave está en el modesto "etc."


Espejos contra ventanas:


Casi budista

Qué bien que la dichosa Amenatu esté ya en su casa. No he entendido nada de este caso absurdo, surrealista, a pesar de tener que oír a diario todo lo que se decía. Al final, de todo su pulso personal con el tirano alahuí, me queda, sobre todo, una imagen: Amenatu en la farmacia del aeropuerto, levantándose de la silla de ruedas y pesándose en la balanza ante las cámaras de televisión.
Ya podemos quedarnos tranquilos. Pero no lancéis las campanas al vuelo: seguro que los periodistas buscarán una nueva excusa para amenizarnos la Navidad.

El ideal: anidar en el presente, pero no en de la noticia (novedad), real o creada, sino en un instante sin ventanas a la prosa cotilleante del mundo.

Sin ánimo de abusar de las citas (de Cioran)

"Todo el mundo me exaspera. Pero me gusta reír. Y no puedo reír solo." (Ese maldito yo)
Lo que necesita el misántropo, tener cerca a la humanidad para poder despreciarla mejor. No lejos, y así bajar a la ciudad y sembrar un poco de afecto. No es lo mismo.

Verdad republicana

Es verdad: el alma del desatento en ningún sitio se queda. Imagínate un río que no se remansa en momento alguno de su curso, que este río va (¿hacia dónde?) por medio de un páramo sombrío o un desierto abrasador. Así son las mentes de  los hombres, hechas ahora de redes de cables que no sabemos si quieren detenerse en algún momento. Va sucediendo así hasta que llega el filósofo y ordena esta naturaleza desmadejada por la biología y la costumbre, encasillando el mundo con sus ideas.

A no ser... A no ser que los simulacros habituales no consistan en otra cosa que en el veneno de las ideas...

***

Se me perdonará mi torpeza: soy un hombre que piensa. Mi sombra alemana.

18 de diciembre de 2009

Súbito

Va y viene la piedad revolviéndolo todo con su irreverente frescura: las convenidas normas de los hombres y las más altas de los dioses desconocidos. Igual que un viento alocado va y viene la piedad, y nadie se da cuenta, a ser bálsamo -un poco- del cotidiano y dolorido sufrir.

¿Savoir faire?, ¿coherencia?

Salgo de un día algo revuelto escribiendo sobre algo que no tiene nada que ver. Peor: escribiendo que escribo.

***

No se tienen opiniones, sino salidas de tono (en un sentido casi literal); y la vergüenza que viene después, con la cual la mísera rinconera ha ido tejiendo en su lugar de abandono.

***

Hace frío. No me pidáis que precise.

***

Oh, la alegría sucedánea e imprevista de las pantallas. El vicariato electrónico universal para la vida real. WWW.

***

The Clash. Claro que sí. En Radio 3. Gratis y bueno, muy bueno. (Publicidad que no me cuesta.)

Necio

Darle vueltas a las palabras de un enemigo del conocimiento. Ni su ironía sirve: es practicada como juego sin consecuencias.

A fortiori

-Su demoníaca afición a la música no hace más que confirmarlo.
-¿?
-Cioran, el veneno.

¿Un jour de campagne?, o el peligro


17 de diciembre de 2009

De hoy

Ojalá que en nuestros errores con los jóvenes, inevitables, no seamos injustos a sabiendas. Injustos por ignorancia lo somos todos los días. ¿Conocemos el daño que causamos con nuestros pequeños actos? Yo no. Al darme cuenta, después, no sé si eso me hace mejor o me hace más viejo. En todo caso, la idea de haber sido injusto, y es inevitable que ocurra, no solamente que lo parezca, me revuelve el estómago. Menos mal, me digo, que estos asuntos que surgen tienen remedio y que se van poniendo parches y que hay muy pocas cosas que no tengan remedio.

***

De hoy también, ceremonia fúnebre: se piensa que una contingencia no la salva ningún sistema, ni civil ni religioso. Hay la muerte y ya está. Bueno, y la memoria. No se puede decir más.

***

Habrá que mirar esto sobre Hamsun, como hay otras muchas cosas que se acaban mirando o que se quedan pendientes.

***

... y que esta mañana pensaba en el enorme esfuerzo de Andrés Trapiello en hacer día a día, año a año, la novela de su vida y la de todos. Me susurrra mi mezquindad que él es un freelance de la literatura y que tiene todo el tiempo disponible... mientras que uno es un modesto y asqueado funcionario (de la nada y de la ficción, que no voy a dejar cabos sueltos).

Orfismos

La libertad consisitía en la enemistad hacia el cuerpo. No albergaba ninguna duda al respecto de eso.

***

Cioran, un veneno. Queremos escribir a golpes, pero el inquisidor que habita en nuestro interior necesita un sistema.

16 de diciembre de 2009

Amielismos

Podría escribir yo que no me gusta citar. A Cioran, menos que a nadie. Por varias razones. La primera de las cuales mi desconocimiento general del pensador rumano-francés. Podría, pero por eso mismo, por mi ingenuidad desconocedora, puedo citarlo:

No se minan las razones de vivir, sin a la vez minar las de escribir (Cioran, Ese maldito yo).

En el límite hay que concederle la razón. Si no existe motivo para ningún acto, tampoco para el de la escritura. El lujo no ha de superar la necesidad. Pero hasta entonces... Si los motivos van decreciendo conforme a una magnitud discreta, podrá imaginarse que existe otra magnitud (¿cómo la llamaríamos?; ¿esperanza?, ¿alegría?) que va decreciendo en una proporción mucho mayor. Llegará un momento en que no haya nada que impida levantar la mano contra uno mismo. Ahí la verdad de Cioran. Hasta ese momento (según mi ingenua trampa pseudopascaliana) las razones para escribir van tendiendo al infinito. ¿Afectaría eso a la única cuestión filosófica?

Moralidad

El envés de la veracidad animal, de la línea directa entre apreciación y conducta, esa proporción divina que prohíbe la doblez y la mentira, sería, a nuestro parecer, la incapacidad de progresar. Sucede éste (el progreso) con dolor inevitable, con temor y temblor y entre gestos ridículos (en ocasiones). Sucede a través de un juego en el cual pierde el el que escribe, y que para eso, pues no encuentro otra razón para que pase así, pierde.

Lenguaje

Obsesionarse por la sonoridad o por los significados, un absurdo. Pero, fuera de eso, ¿qué merece la pena?

Post it: mirar Las ciudades invisibles de Calvino. Leer en femenino singular.

Río Ameles


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... y, pasando al otro lado y acabando de pasar asimismo los demás, se encaminaban todos al campo del Olvido a través de un terrible calor de asfixia, porque dicho campo estaba desnudo de árboles y de todo cuanto produce la tierra. Al venir la tarde acampaban junto al río de la Despreocupación, cuya agua no puede contenerse en vasija alguna; y a todos les era forzoso beber una cierta cantidad de aquella agua, de la cual bebían más de la medida los que no eran contenidos por la discreción, y al beber cada cual se olvidaba de todas las cosas. Y, una vez que se habían acostado y eran las horas de la medianoche, se produjo un trueno y temblor de tierra y al punto cada uno era elevado por un sitio distinto para su nacimiento, deslizándose todos a manera de estrellas. A él, sin embargo, le habían impedido que bebiera del agua; pero por qué vía y de qué modo había llegado a su cuerpo no lo sabía, sino que de pronto, levantando la vista, se había visto al amanecer yacente en la pira. (Platón, República, Libro X, al final.)

15 de diciembre de 2009

Al cabo

No es sino más tarde cuando me pongo a pensar en estas palabras de Wittgenstein, que aparecen en un libro escolar:
“Creer en un Dios quiere decir comprender el sentido de la vida. Creer en un Dios quiere decir ver que con los hechos del mundo no basta. Creer en Dios quiere decir ver que la vida tiene un sentido.” (“Diario filosófico”, 8.7.16).
Afirmar como un acto de la voluntad, de acuerdo. Pero, ¿qué pasa si se conoce que la voluntad es falsa, que obra de mala fe? Sigue quedando el acto de la voluntad que afirma, pero no va a encontrar quien la siga. Simplemente porque decir que "con los hechos del mundo no basta" no implica nada sustantivo.

Me siento bien

No pienso nada.

***

El fin justifica los medios cuando o porque las apariencias engañan, o a la inversa. Ex post, propter hoc, qué más da! Si el rey no se quiere desnudar, nos vestimos nosotros de locura.

***

Oh, rutina, cadena misericordiosa de los pobres y melancólicos! Contigo el frío no existe si no es como una idea lejana en el tiempo.

***

Ionesco puede irritar a veces, cierto, pero no está mal, de vez en cuando, dejar que el lenguaje se vaya de pura fiesta.

14 de diciembre de 2009

Burocracia

Frío -y un poco de Cioran.

También al hilo de Cioran y de tantas historias: huye de la sangre y del suelo.

Será absurdo, pero desde que leo a Gregorio Marañón (el Amiel, no vayamos a pensar que ...) he notado que tengo menos memoria. La inteligencia (la mía) no se ha visto afectada. Pero es que al 0 no le puede pasar nada.

Más que frío: tres grados casi siberianos al salir de la fábrica.

***

¿El viajero y su sombra?

***

... y una cita de Don Gregorio M. sobre Amiel, que no encuentro...

***

Europa, sí, esa entelequia ex futura. Bien está lo que acaba como se merece: mal.

La necedad del occidental es como el río del mito de Er: no la contiene nadie.

13 de diciembre de 2009

Amiel


¿Para cuándo una traducción de una buena selección del Diario? Del total parece imposible, no creo que ninguna editorial busque arruinarse. Con mil páginas estaría bien (de las dieciseis mil, sí, que produjo el escritor suizo). Uno da ideas. Pásalas.

¿Por qué?

En el fondo de la humillación se encuentra un rastro de claridad. Intrascendente. Esto es: ningún dios que, ex machina, nos salve del abismo; en vez de ello, una conciencia más exacta y tersa, si la conciencia tuviera piel. Si acariciarla, a estas alturas, sirviera de algo.

Los hábitos de la decepción

Mueren los deseos para que no se enconen las resistencias, y así hacer posible la vida en común. Un querer se opone a otro querer, mi satisfacción excluye la tuya (sumamos cero en el juego). Socialmente, la voluntad firme, absolutizada, sin concesiones, llevaría a la guerra total. Se tiene que renunciar, adquirir esa costumbre que empieza por no entender y acaba por dejarlo todo al azar. Se logra la mayor o única virtud en esa costumbre de abandonarse. Que se llega a confundir con la libertad, aunque esta palabra puede que se olvide y tampoco se pierde gran cosa.

¿Honestidad?

Se responde escolarmente y –con un punto de honradez remanente- se ha de reconocer que no se ha respondido al por qué -¿podría uno?; ¿se podría, en general?- sino al qué, con más palabras…

12 de diciembre de 2009

Olvido

No solamente de la diana, del arco también.

¿Qué es lo que tengo que recordar? Lo que recordar quiero y no puedo ...

***

La tentación del aforismo: Cioran a mi edad. ¿Soy demasiado inmaduro?

No comment


                                         G. Marañón, Amiel, Círculo de Lectores, 1969, p. 76.

Alabado sea el Señor.

¿No será?

¿Un cierto impulso adquirido dices? ¿No será, aparte de la idée reçue, que vas cuesta abajo y sin frenos? Quieres, en ese caso, un imposible: pararte a escribir, y hasta buscarle tres o cinco pies a las metáforas del loco.

(Pero habías escrito "impulso recibido", que no significa lo mismo que "adquirido". Éste se puede deber a ti mismo, y los defectos subsiguientes serán resultado de tu acto libre inicial, y algún mérito quedará de aquella responsabilidad. "Recibido" designa otra cosa: que nunca fuiste, que todo se te dio. La memoria involuntaria, Gide, te acogió un instante. Ya puedes abandonarla.)

11 de diciembre de 2009

Yo creo

Se escribe merced a cierto impulso recibido. (En el alma o en el cuerpo.)

No se sabría parar ahora.

No me resisto

Considérese, a causa de su relevancia política, este aforismo de Cioran recogido en Ese maldito yo (p. 13 del doc. en scribd):

¿Es imaginable un ciudadano que no posea un alma de asesino?

El sótano del contrato social, nada más y nada menos. El acuerdo cotidiano para no destruirnos. Lo del dinosaurio monterrosiano en tesis filosófico-política.

1067

Uno, que es supersticioso...

Sin escape

Quien no tiene un sistema, no deja de aceptar la realidad como su casa. Desea conservar lo existente, para establecer su lugar en él, contra él. No representa su sistema, en el sentido de que no lo ha establecido teóricamente él; corresponde a la mirada teórica de otro el establecerlo, señalando si el lugar de él y de todos los, que como él, se oponen críticamente, es el que se adjudican o no.

Cioran, Schopenhauer et al.

No vale la pena citar, sino ejercer el comentario para uno mismo. De manera que se asiente privadamente lo comprendido o lo incomprendido. Citar no, recomendar sí.

Además, que mi memoria no es la más apta para recordar... No hay demasiada dificultad en encontrar correlaciones, figuras o argumentos que se repiten, tópoi diversos. En recordarlos, sí, igual que me ocurre con los chistes.

Se admira el lenguaje, pero éste no se fija en nosotros. Ni nos ama, ni se adhiere.

10 de diciembre de 2009

Distinto

Confrontados al sistema, le podemos buscar las esquinas y resguardarnos en ellas de él; frente al aforismo, lo que se nos opone es el lenguaje desnudo y el frío. El sistema nos integra, o nos dejamos; el lenguaje de piedra tiende a expulsar al que se acerca, a deprimirlo aún más.

A mí también me impresiona

Althusser ex post.

Recta heterodoxia

Aun la paradoja, extrañamente, nos condena de cara a la pared. La razón, después de rebelarse, se tiene que asentar de nuevo.

El cinismo debelador no absuelve de la violencia -podríamos añadir. Los contratos no bastan.

(Ah!, es que leemos a Cioran, como hombres maduros que vuelven.)

Me pregunto

Si en sentido platónico, esto. Si Europa el alma (del Fedro).

Quizás, también que la Idea se volvió minúscula hace tiempo y no se la puede erigir de nuevo a puñetazos (Hegel y después).

Puede uno carcajearse de la Ilustración, de la maldad o mendacidad o ingenuidad ilustradas (esos antiquísimos pelucones eurofalocéntricos). Pero lo que se vaticina parece terrible. Y luego el comportarnos igual que corderos conscientes.

Certitude

Ninguna duda que no se allane con la rutina.

9 de diciembre de 2009

Memoria instantánea

Iban ayer dos mujeres por el mercado, con el carro de la compra, y una le hablaba a la otra de la diferencia entre signo y síntoma. No tenían aspecto de intelectual (moi non plus), pero igual que hablaban de semiología médica podían llegar a intererarse por la cuestión más general (Heidegger apart): la relación sujeto-objeto.

Lenguaje frankliniano

Pensando con angustia en el centavo perdido, se te estarán yendo otros dos.

Aunque nos sigue pareciendo en extremo desagradable la palabra-muro.

Leen, luego existimos para pensar

Sobre Zizek---

Hay párrafos citados del libro de Zizek que son terribles. Las ideas pueden hacer mucho mal---

El moralismo puede ser hipócrita, pero quizás no se fascine como el amoralista por el asesinato---

***

Leemos como en penumbra, por falta de sueño (por exceso: querríamos dormir). Así quizás seamos ingenuos y nos dejemos llevar solamente por nuestro miedo. ¿No es una buena guía?

***

Ninguna claridad... pero qué absurdo el pretenderla!

Nos vamos dejando llevar por la corriente de la mañana.

Nos vamos dejando llevar por la tarde declinante.

Mundos, voluntades

(Títulos, cuadros de realidad)

El amor, las mujeres y la muerte (Sch.)
Tesis, antítesis, síntesis (quién sabe!)
El fútbol, la cerveza, los libros (otros como uno)

Tríadas mágicas indoeuropeas---

Platonismos de antes de la escritura, in nuce, genético...

8 de diciembre de 2009

Página 89

Un Sch. "menor":

La muerte es el desate doloroso del nudo formado por la generación con voluptuosidad. Es la destrucción violenta del error fundamental de nuestro ser, el gran desengaño.

La idea, Romanticismo

(Entretenido con un Sch. "menor")

Traslación del platonismo al ámbito biopsíquico: individual (amor al otro, infinitud especular) y colectivo (raza, pueblo). Exaltaciones que llevan al crimen en el peor de los casos. Falseamiento del platonismo por la pasión.

Cada vez más convencido...

Ahora que cualquier joven puede elegir pasar sus escasos días de vacaciones viajando a otro país, arriesgándose en el coche o en el avión, uno, que es pusilánime para esos menesteres, va optando cada vez más por la indolencia de la mesa de camilla y el gato. Ya no se tiene edad y resulta ridículo aparentar que la edad no existe. Existe y está en los huesos.

Esto y los libros: va siendo hora de emprenderla con los estoicos, Pascal, Montaigne, Cioran, etc. Deudas que el indolente, yo mismo, debe pagar.

Así irán pasando las tardes dulces por el alma opaca, sin nada más que ...

La risa, un lujo intempestivo



Yo no sé, en estos alegres días decembrinos, soleados, calmosos, cuál es la actitud que tomaría uno en el trance correspondiente (me refiero a la impresionante fotografía de la edición en papel* en el diario El país de hoy: ¿quién no estudia las caras de los que van a morir?). Quiero pensar que un mínimo de ética, que yo también me acordaría de que hay que devolver los libros, a las bibliotecas o a los particulares, como uno de los ejecutados.


*Voilá:

7 de diciembre de 2009

Juro

Que en las últimas horas había pensado, y dicho privadamente, que los ingleses iban a detener a guardias civiles españoles en Gibraltar (antes de lo que ha pasado, obviamente).

Estas intuiciones de un insignificante sudoriental como yo no han de significar nada, obviamente también.

Igual, oye

Los días en que cuesta pensar, hablar, andar, escribir. Parecen las palabras de otro, los pensamientos e imágenes de otros. Hastiados que estamos de su torpe fluir y del dolor que producen. Igual, oye, se obtiene una pequeña verdad, y no se necesita que lo reconozcamos, si sobre las verdades no decide uno sino que nos deciden ellas. Igual.

La solución

Lo afirma una actriz, en la columna del columnista del magazine dominical o del sábado. No sé muy bien cómo funcionan los periódicos con estas cosas de los suplementos (de papel y de precio). Sostiene la célebre U. T. que ella, al cumplir los 40, puede elegir vivir hacia atrás en el tiempo. Es la solución, pero es imposible realizarla. Con que tuviéramos algunos intervalos en que fuera posible tal cosa, aceptaríamos gustosos la desaparición final. La felicidad, que así ganaríamos en esas vueltas al pasado, está en los instantes perdidos, y no en una eternidad funcionarial.

En ocasiones

Mover un libro de la mesa, llevarlo al estante, y así leerlo luego o no leerlo nunca, cuesta años, en ocasiones. Si tuviera las instrucciones para ejecutar ese acto nimio, no me vería con fuerzas para hacerlo. Sucede, si tiene, como todo. Para salir de un mal día con su mañana y su tarde, dándole un contenido mínimo al segundo que viene. Se cambia el libro de sitio, se sacan los papeles absurdamente acumulados en su interior, se deposita en el estante. Ya está, y quedan más segundos que llenar por delante.

¿Hasard objetivo?

Esto, que aprendimos en Benjamin hace un cuarto de siglo, y nada más. La liaison de elementos discordes. Sin demiurgos extra o intramundanos. La vida no se tiene que ofrecer como si fuera un libro cerrado, para lectores de crípticos saberes. Sucede. Accidente, contingencia. Categorías del ser finito.

Public & Private, II

Cuando hace unos años, al comienzo de este siglo que nos verá desparecer, quería yo investigar (tentación de la que me sacaron al unísono mi torpeza sin voluntad y un ethos a la postre irreductible), me hacía la ilusión de querer ver en las autoficciones canónicas (de escritores valorizados por la crítica, comme il faut) un esquema válido de historias de vida posibles. Ni novela ni autobiografía, conservando la libertad de una y el compromiso veritativo de la otra, veía yo una escritura libre, abierta, lista para generalizarse. Tanto entre los escritores como entre los escribientes. En esto me convertí yo, precisamente, cuando renuncié a la grandeza de investigar (o fui renunciado). Cualquiera podría exhibir libremente su vida, times were changing and we didn´t know what were the reasons, escribirla o mostrarla sin el comercio insincero de los famosos, para inscribir en el mundo nuestra pequeña verdad, aunque al mundo no le importara y a nosotros mismos tampoco demasiado.

Era que se había reinventado la escritura. Desde siempre había existido (desde siempre, para las gentes alfabetas, quiero aclarar) como un recurso privado, manuscrito, entregado al azar o al olvido (este último en el 99,99% de los casos). La escritura electrónica lo cambió todo: podríase volver, en un primer tiempo, de lo privado a lo público (puesto que publicado) con la faz modesta del escribiente (pero que, oye!, tenía su voz y no ya solamente su voto electoral). Podríase llegar, en una segunda fase, al quebrantamiento de la asimetría autor/lector, de lo que las protestas por el copyright intelectual (es un decir, en algunos casos) constituye un síntoma (aparte de la ilegalidad de cualquier copia, of course). En esto, el texto de Gabriel Zaid, en Letras Libres, con dos títulos dependiendo del país ("Malthusiana" en México, "Wikilandia" ici), pero lo mismo da. (Sorry: no se trata del mismo texto.)

6 de diciembre de 2009

Public & Private

Gabriel Zaid en Letras Libres: Malthusiana or Wikilandia. Autoficción: de escritura autorial alternativa a redescubrimiento de la escritura o su generalización electrónica.

***

Marañón sobre la timidez: ya somos dos a lo largo de la historia. Amiel y yo. Yo con un problema añadido.

(To be continued)

***

Ironía por no morir.

¿Quiénes?

Esconden sus vergüenzas detrás de quimeras verbales. No se las creen, conocen muy bien al monstruo que echan fuera. No les importa, habrán de guardar el silencio válido y eterno cuando les corresponda. Hasta entonces pueden jugar.

Espejos a la vez que ventanas, autoficción

(El Amiel de Marañón)

El viajero ha pasado de visitar los museos, con arreglo al plan estipulado, a recorrer las calles de la ciudad. Mirando el interior de una casa, de cualquiera, es capaz de sorprender en lo particular lo universal. Así, en la anotación de un Diario, apartados de los grandes hombres y obras, volcados a la intrahistoria soterraña, podemos observar la verdad de una época y, más allá, la verdad de todas y de los seres humanos en general. El yo del diario (microespejo), ventana de la especie...

...

Al héroe o genio histórico/cultural corresponde la obra memorable. A los demás, sobre todo a los venideros que no le han conocido en vida, no les corresponde otro papel que el de la admiración rendida, la humillación consiguiente y el mejoramiento que quizás venga de de una imitatio genii imposible. De tal señor, tal obra. En estas consideraciones cimeras piérdese casi toda la verdad, empero. Lo eterno pertenece a lo común, a ese interior doméstico entrevisto al azar del paseo: objetos, personas, gestos, palabras. Al consignarlo al cabo del día, sea como céntimos ganados o perdidos, al albur de la menor o mayor presencia de sombra en el ánimo que guía la mano que escribe, es capaz la obra humilde del ser común (pues solamente duplica en letra los nada memorables sucesos que ha visto o vivido) de ganarse una paradójica mayor verdad que la que obtiene el genio o héroe, justamente por la distancia inhumana que éste mantiene con respecto al sufrir mayoritario. Goethe no es Amiel, ventaja para este último. Parece estar sosteniendo Marañón.

Sch.

Desvela el del Corredor la facticidad del sentimiento amoroso (contra lo que sostienen los filósofos, no contra los que lo sienten). A continuación, contra esos mismos creyentes, arguye que, fácticamente, el amor no pertenece a un desarrollo romántico sino al instinto específico. Tira éste desde el tiempo futuro, desde las generaciones venideras. Una concesión teleológica predarwiniana. ¿Qué puede hacer quién ha reflejado así su conciencia del amor como fuerza universal? Ha mostrado su falsedad radical al proclamar públicamente su enraizamiento biológico. O se da a la autodestrucción o a la piedad. Piensa el misántropo que los hombres engañados (por la naturaleza) deben ser, primero de todo, compadecidos.

5 de diciembre de 2009

Píldoras o pedradas

... y, al final, todos felices y contentos. ¿Todos? Bueno, quizá no todos, aunque estos tendrán siempre la posibilidad de volverse filósofos, una gente de la que dijo Aristóteles que son como extranjeros en su propia patria.

***

De ahí que a más masa (mass media) y a más tecnología, más necesidad de filosofía, más necesidad de guerra contra la demagogia, más necesidad de individuo (pues la masa no puede ser filósofa) siempre que se pretendan tener armas defensivas contra el poder tendencialmente omnímodo del Estado:

-¿Hay modo de que la muchedumbre soporte o admita que existe lo Bello en sí, no la multiplicidad de cosas bellas, y cada cosa en sí, no cada multiplicidad?
-Ni en lo más mínimo.
-¿Es imposible, entonces, que la multitud [plethos] sea filósofa?
-Imposible.
-Por consiguiente es forzoso que los que filosofan sean criticados por ella.
-Forzoso.
-Y también por aquellos individuos que se asocian con la masa y anhelan complacerla.” Platón, República, 494a

***

También están los intelectuales, al servicio de la opinión pública, volviendo a los divinos teóricos hacia la prosa del mundo.

Misántropo

Necesita distancia, no demasiada.

Está lejos de los primeros tiempos, cuando dependía absolutamente del padre, él como otros, viviendo todos y aislados en las montañas frías.

Debe estarlo, lejos, del mar, de la facilidad promiscua que promete a quien se adapta. Si le va bien, lo tendrá prácticamente todo a su servicio y podrá entregarse a la muerte sin apenas darse cuenta; si le va mal, habrá conocido la dureza de los primeros tiempos olvidados, allí arriba, tiranizado por el padre y señor, en otra forma: soledad, abandono, hambre.

Pertenece mi personaje a esa zona media que, lo mismo que da de sí la virtud más perfecta, implica la necesidad de tener a los otros cerca, no demasiado, para poder despreciarlos mejor.

Casi sin nubes


Blogosfera

(Círculos)

Hamsun:


Tuesday, September 19, 2006
Hambre, de Knut Hamsun

No hay adjetivos para describir el estilo del escritor noruego Knut Hamsun (1859-1952). Hay algo de inefable en su escritura que lo diferencia del resto.

Su finura psicológica, su profundidad filosófica, su mirada sostenida sobre el instante, su capacidad para describir el entorno social y para transmitir la fuerza y la belleza del paisaje natural lo convierten en un escritor imprescindible para cualquiera que quiera aprender a escribir.

En 1890 publicó Hambre, una novela absorbente, profunda, maravillosa, inagotable. En ella da rienda suelta a los sentimientos y pensamientos de un escritor maníaco-depresivo (y esquizofrénico, para más inri) inmerso en la pobreza, el hambre y la exclusión, envueltos en la ironía de algunas situaciones surrealistas. Seguramente Knut Hamsun plasmó en estas páginas algunas de las penurias que sufrió en su juventud, cuando viajó a Estados Unidos y se vio obligado a ejercer los más variados oficios para sobrevivir: jornalero, ayudante de tienda, cobrador del tranvía, conferenciante... Premio Nobel de Literatura, su filiación nazi lo condenó al ostracismo en sus últimos años.

Hambre: lo mejor de Nietzsche y Freud llevado a la literatura.

Publicado por conde-duque en 8:25 PM
Etiquetas: Hamsun, Libros, personajes

Marginalias, II

(A prácticamente cualquier texto)

El mundo, ¿un lugar hóspito? No se encuentra más que resistencia, de voluntades externas ensoberbecidas, de la voluntad interior que desconocemos y que nos va destruyendo. (O el mundo de afuera es demasiado poderoso, o desde dentro vamos tejiendo un muro espesísimo de soledades.) El otro, los otros: máscaras simiescas en cuanto les quitamos el velo legal. Lo mismo que piensan de nosotros, que a veces lo sabemos y que a veces no.

Hace una mañana hermosa, sin nubes entorpecedoras por debajo del prado veritativo.

4 de diciembre de 2009

Por los dioses

Qué partido!

Bien está lo que bien...

Oh, la vida!

¿Por qué nos resulta tan difícil mantener un legítimo orgullo? No se llega a creer en nada de lo que se piensa, se dice, se hace... Se llega a no creer, que no sé si es lo mismo. ¿Por qué sucede? El corazón no alberga más que sinceridades, deshechas sistemáticamente por una realidad que no conoce los sentimientos.

El maldito self

Ignacio Carrión:

28/11/2009 (13:01) Uno mismo
"Hablarse a uno mismo constituye el punto de partida de la literatura" (Gao Xingjian, La raison d´être de la Littérature).

El punto de llegada de la vida, podemos añadir. Antes de nada, de la nada.

Marginalias

(Al texto platónico)

Qué ignorante soy, por Zeus!

***

Mirar directamente el sol es para los menos. Para nadie, quizás, pues no somos divinos. La Idea del Bien como terra incógnita después de todo, la salida de la caverna como un imposible y el filósofo inexistente. Es lo que conviene a una ciudad localizada en el cielo.

***

Se ríen ahora de las almas de los muertos. Debe ser así porque no guardan silencio delante de su cuerpo insepulto.

***

En una sociedad dirigida por la esfera económica la utopía platónica no degeneraría tiránicamente, sino como burocracia. El vicio privado (de muchos) deriva, nefasto río, en dejadez pública (de casi todos).

***

Una vida anclada en la mentira ha de encontrar en este mundo una imagen adecuada de su futura condenación.

Really

La máxima libertad viene dada después de la reducción aniquiladora de los deseos. Empezando con la palabra. Hay, efectivamente, una concupiscencia del decir, al contenerse allí potencialmente todas las ambiciones, todas las servidumbres.

3 de diciembre de 2009

Hiperlaliæstesia

Enfermedad o refinamiento: una preposición errada, un deíctico indeciso, una expresión que no indica claramente su referencia nos sacan el mundo de sus casillas. Ya que el lenguaje constituye el único asidero, la confusión que lo desliga del mundo, y a nosotros con él, nos tiene que parecer como un signo definitivo de que estamos derrotados. La tela de la amargura se teje con estas cosas pequeñas. Cuando uno ha empezado a ser infeliz, las palabras se le resisten.

Entramos en materia...

Nos promete Platón la ciudad del futuro (Leyes, Libro IV) y yo que no tengo la conciencia tranquila y antes o después de eso me duele la cabeza...

***

Un hombre pobre, usuario de las bibliotecas públicas: Schopenhauer, El amor, las mujeres y la muerte; Menandro, Comedias y la República, en Gredos, del noble ciudadano ateniense (por la introducción de Eggers Lan; adictos a eso y a las notas al pie).

***

Hay un nos que para nada es mayestático: el del yo que quiere escabullirse debajo de la tierra, o empezando como el avestruz: si yo no veo, no me miran, no soy visto. Me dejan tranquilo. ¿A qué puedo aspirar?

2 de diciembre de 2009

Tragicómico

No tiene uno que anotar todo lo que se le ocurre. No debe uno endiosar ningún texto, ni el platónico siquiera. A pesar del arrobamiento.

En otra vida podría comprender las Leyes. Vivir la argumentación. (En ésta no digo lo que pienso. Ni completo las frases.)

Frío

Dolores, aprensiones, desencantamiento: los dioses se retiran a descansar...

No les íbamos a ocupar nosotros su ser sin tiempo...

***

Qué humano: mi único orgullo, mi humildad. Y no al revés. Porque siendo los elementos los mismos, la resultante sería muy otra.

Quiero decir que cuando tomo una decisión descreo de ella; y al no actuar, a lo cual conduce termodinámicamente el descreer, una pequeña verdad se me alcanza. Su negativo en mi persona.

***

La desazón del cuerpo sufriente (del alma también, pero viene del cuerpo toda ella) del protagonista de Hambre de Hamsun (evidente es la identidad de personaje y persona; ¿me equivoco?), qué horror! Siempre sale, y por ello puede contarse en un libro, que viene a nosotros para desazonarnos en otro sentido: al cobrar conciencia de que al alma, aun olvidada del cuerpo, constantemente le falta algo. Aliento o espíritu. Creemos que el frío nos vuelve vivos, y lo que nos vuelve es secos. (Olvidados de todo fin imaginable.)

Nunca, la verdad


No hay

No hay como leer por las mañanas las palabras programadas de un sectario y notar el frío, para sentirse vivo sintiendo la resistencia que opone el mundo con su amplia voluntad sinrazonante.

1 de diciembre de 2009

Claridad

Uno puede pasar el día pensando que la coherencia en el rigor representa la mayor virtud (y ello hay que mostrarlo), que si al anochecer piensa que la clemencia o la piedad la rebasan infinitamente, podrá dar por bien empleados sus desvelos.

¿Feminización de la enseñanza?



Sobre lo que el Ateniense dice de Ciro el persa (Leyes, 694 d) y su dejación educativa podría tejer su ominosa red más de un sociólogo que no va a tener el honor de que tachemos su nombre. Frágil red, pues Platón no quiere el fin obtenido (la existencia muelle) y la serpiente sociológica empolla sus huevos podridos en ese cálido nido de felicidad sin lavoro (o sea, que no podría amar otra cosa en mayor manera), con la vista fija en la difusión satisfactoria posterior de su veneno, todas las ociosidades embelesadas.

Pero no ha tenido el honor de que tachemos su nombre.

Caudillo

Una enorme tristeza nos produce el documontaje de B. Martín Patino (de 1973).

Depresión por la tragedia española; y depresión por la necedad española, metódicamente conducida al socaire de las prácticas innovadoras británicas. No hay vuelta atrás, pienso yo. Si es que pienso.

De todas formas: tengo por ahí un libro que conocí yo en la carrera, en las bárbaras y negrísimas clases de Filosofía política, un libro de Whyte, El hombre organización, en el que me parece recordar (mi ejemplar lo compré mucho después, de segundísima mano, merced a una extraña vocación recuperatoria de mis años de mal estudiante y quizás aceptable lector) que ya se mentaban y explayaban inclusive las modas pedagógicas que después se pusieron de rabiosa actualidad en al decadente Europa. El libro de Whyte narra experiencias (sigo fiándome de mi traicionera memoria) en EE. UU. después de la II G. M.

Claro que nunca hay comienzos absolutos, reza la antinomia.

30 de noviembre de 2009

A veces

A veces pienso que no soy ni un escribidor. No, ni siquiera alguien autentificado por la crítica francesa que nos da carnet de ciudadanía (segunda división). Solamente un fotógrafo de lo mismo, que descubre que siempre se le ha convertido ya en lo otro---