3 de diciembre de 2009

Entramos en materia...

Nos promete Platón la ciudad del futuro (Leyes, Libro IV) y yo que no tengo la conciencia tranquila y antes o después de eso me duele la cabeza...

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Un hombre pobre, usuario de las bibliotecas públicas: Schopenhauer, El amor, las mujeres y la muerte; Menandro, Comedias y la República, en Gredos, del noble ciudadano ateniense (por la introducción de Eggers Lan; adictos a eso y a las notas al pie).

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Hay un nos que para nada es mayestático: el del yo que quiere escabullirse debajo de la tierra, o empezando como el avestruz: si yo no veo, no me miran, no soy visto. Me dejan tranquilo. ¿A qué puedo aspirar?

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