28 de diciembre de 2009

Devant la porte de la loi, pour toi seulement destinée.

No trabajado mucho. A última hora de la tarde en la ciudad. Otra vez, ninguna claridad de visión. ¡¡¡Aunque es del todo evidente que me hallo tan cerca de la solución de las más hondas cuestiones que casi me doy de narices con ella!!! ¡Pero justo ahora mi espíritu está sencillamente ciego para verla! Tengo la sensación de hallarme junto a la puerta de la SOLUCIÓN, pero no consigo verla lo suficientemente claro como para poder abrirla. Esta es una sensación enormemente curiosa, que nunca había sentido con tanta claridad como ahora. (L. Wittgenstein, Diarios secretos, 16 de noviembre de 1914)

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