P. ¿De qué manera afectará a la organización de los centros la incorporación de las TIC?
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1. La pregunta supone el don de previsión precisa por parte de la entrevistada. Nunca se puede esperar menos de los expertos.
1.1. Nunca se puede esperar menos de la esperanza. La esperanza es lo último que se pierde.
2. No se trata de previsión, sino de imposición. Opino.
R. Ya está afectando queramos o no. En los EEUU hay un millón de alumnos y alumnos que no van a la escuela pero reciben educación y algunos países ya dan educación secundaria a distancia. La escuela tiene un papel socializador muy importante. Pero las escuelas que empiecen a organizarse de otra manera, trabajen con proyectos curriculares y se flexibilicen, serán las mejores preparadas para adaptarse al futuro.
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1. USA: Nada más y nada menos! Pero la información es irrelevante para España, aparte de imprecisa; y no responde a la concreción de lo que se ha preguntado. Porque tal cosa es imprevisible: porque no se puede saber cómo afectarán las TIC´s a la organización de los centros. El experto no es ningún dios, ni su profeta.
1.1. Una pre-disposición tecnológica de las cosas se basa en dos ignorancias: la presuntuosa del Experto, y la desganada del administrado.
1.2. La entrada tecnológica en la educación no se basa en ninguna determinación democrática, ni informada.
2. ¿De qué manera están organizadas las escuelas, si no es con proyectos curriculares y flexibilidad, mucha flexibilidad? Pero esta no es la solución sino el problema.
2.1. La flexibilidad es la fuga hacia adelante del disparate no asumido: no soluciona nada, lo deja para mañana. Los sistemas educativos exitosos no se basan en la flexibilidad überhaupt: en lo accesorio sí; en lo básico e importante, no.
R. Los alumnos y alumnos, dicen algunas encuestas, sienten que en la escuela nadie se preocupa de ellos y que la dimensión emocional parece descuidarse.
Comment:
1. Acabáramos! Las encuestas: vox populi, vox Dei.
1.1. ¿Qué encuestas? ¿Quién encuesta? “Dicen algunas encuestas”. Así, muy bien.
2. La escuela, escenario de frialdad deshumanizada, despreocupada: los alumnos, unos mártires; los maestros/profesores, unos psicópatas; aparte de ignorantes y gandules.
2.1. Pues se deben reunir todos los vicios para que el mal sea más localizable, y que huela a azufre.
2.2. El experto diagnostica platónicamente la carencia de virtudes. Deo gratias. (Se le invita a ello: le pertenece.)
3. El rumor no es saber: el ruido de las encuestas, anónimas, tendenciosas, tergiversadas, sesgadas.
R. La importancia de la dimensión emocional en el proceso de enseñanza y aprendizaje ha sido sistemáticamente descuidada. Hay ya numerosos países que recogen en todos sus informes la opinión del alumnado. Éste a veces no se siente reconocido como sujeto y la dimensión emocional tiene que ver con la relación de la escuela con el sujeto.
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1. Claro, había que aprovechar la facilidad de la carambola: “sistemáticamente descuidada“. De ahí la infelicidad de los jóvenes cuando llegan a la mayoría de edad, víctimas de la infelicidad escolar.
1.1. Dios no existe, pero los maestros/profesores han heredado el pecado mortal: destierran a los pequeñuelos del jardín. (Merecen la muerte, sí les llega. Evangélicamente, por lo menos).
2. En España, dictadura teocrática medieval, resulta hoy prácticamente imposible conocer la opinión de los alumnos: pues no pueden hablar con los profesores, con los tutores, con los directivos, ni luego en casa con los padres. ¿No será que éste no es ningún problema, y que se quiere justificar otra cosa: la violencia escolar, magníficamente enmascarada como maltrato emocional causado por el docente-verdugo?
2.1. Menos mal que nos queda la luz de otros países, occidentales o no. ¿Qué países?
3. ¿En qué sentido la educación emocional debe ser una prioridad de las escuelas? ¿No se trata de una intromisión intolerable -por sus efectos potencialmente perversos- del estado?
3.1. Los expertos también conocen la parte emocional del todo de la felicidad: los expertos son como filósofos metafísicos y éticos, pero más sabios: porque conocen la Historia, el pasado y el Por-venir: y seréis como dioses!
4. La imputación de que en la escuela se niega la definición de sus clientes naturales y primeros en cuanto sujetos (personas) es lo bastante grave como para que sea objeto de una investigación pormenorizada, y perseguidos los responsables; así, en el vacío de la improvisación, se queda en una acusación: falsa, porque los ciudadanos, prima facie, son inocentes; también los profesores nouniversitarios.
4.1. ¿Se trata -repito- de culpabilizar, en la conciencia de los docentes, en la circulación social de las opiniones, a alguien -Oh, sorpresa, la escuela-, de las disfunciones conductuales en los centros educativos: falta de respeto, violencia, agresiones, indisciplina, etc.? Si es así, dígase con palabras claras.
(En el centro de la página)
"El ordenador es sólo un instrumento para el aprendizaje.
Hay que vincular las TIC a un proceso creativo de transformación de la escuela."
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Dios sea siempre alabado, por darnos esta luz: y evitarnos pensar que el ordenador sea como la píldora de la felicidad, o la ciencia por fin infusa, y la conversión alquímica en oro. Pobre “neciedumbre “, que se cree, en cuanto sale de la facultad al sol, que los milagros existen, y que se ha educado (?) para adorarlos.
P. La formación del profesorado es un tema de interés social que se sale de la escuela.
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1. Los temas se salen.
2. Sospechamos, ante el tema, la disposición de ánimo de la ciudadanía ilustrada -mucho más que los docentes: qué tristeza, el docente no tiene formación, y sí muchas vacaciones y un buen sueldo (en esto se engañan).
R. El tema de la formación es el "patatón caliente". El profesorado no está preparado para las necesidades educativas del siglo XXI. En los países serios no puede ser que un licenciado aprueba sus oposiciones y se ponga delante de 30 chicos y chicas. Por otra parte, la formación permanente tiene que vincularse a proyectos educativos de mejora en los centros.
Comment:
1. “Patatón caliente”: Hermosísima figura, digna del 27 español, y de todos los siglos de oro y las épocas de plata; y qué hermosa apreciación cualitativo-cuantitativa de las carencias humanas y profesionales del docente.
2. La solución, pues ya no podíamos vivir sin ella: es, existe, el “patatón caliente” porque “el profesorado no está preparado apara las necesidades educativas del siglo XXI”. Entonces sí que estaba justificada la hermosísima metáfora. A ver si lo entiendo: personas educadas en la universidad, conocedoras de su materia, evaluadas para impartirla tras un proceso de selección inter-pares (una de la experiencias más paranoizantes que se conocen: ¿suena esto?, ¿oposiciones?, ¿la dureza de ellas?, ¿lo que hay que estudiar?), personas así no están preparadas para aquel trabajo para el cual han sido seleccionadas. Entonces, ¿para qué están preparadas? ¿para qué se les paga? Rápido, que no se siga perdiendo este río de dinero, dilapidando miserablemente los cabdales (es un supuesto oxímoron), y que se contrate al profesor adecuado, porque es el Profesor Adecuado y Uno: la falta de preparación distribuida a la colectividad representa la falta de preparación de todos y cada uno, y la necesidad de la sustitución de todos y cada uno. ¿Quién va a formar los tribunales de oposiciones?: ¿La ciudadanía ilustrada?, ¿la preilustrada?, ¿las facultades pedagógicas?, ¿el país de los soviets?
2. En los países serios no se deben celebrar estos festejos (“un licenciado aprueba sus oposiciones”; cosas que pasan, cuando se pasa por allí: oye, que me han tocado las oposiciones, qué hago?).
2.1. En los “países serios“, los opositores que han aprobado deben pasar una temporada en el campo, desarrollando tareas agrícolas. Para que vayan aprendiendo.
2.2. ¿Qué se hace en los países serios? ¿Qué son países serios?
3. Otra solución, el saber del experto es un pozo sin fondo, un abismo de sabiduría, dorado, infinito: la formación permanente tiene que vincularse a proyectos de mejora en los centros: culpable ahora, culpable para siempre. Debe ser el único oficio que cierra puertas: lo que uno va aprendiendo sólo se justifica si le encadena al lugar. Pues no se es profesor de 8 a 3, sino hasta en sueños y para toda la vida. Y formación científica y rigurosa no, que ya la tienen los expertos, que conocen cómo se mejora y lo encargan a los demás: y si no se mejora los culpables son los demás. Vivan las caenas.
R. Por último, ¿cuáles son los riesgos que se pueden derivar del uso de los TIC?
Comment:
1. ¿Los hay?
2. El experto tiene la respuesta, porque conoce la historia toda, la pasada y la por-venir.
3. El experto debe lucirse.
R. Los tecnoentusiastas piensan haber encontrado la solución a los problemas de la enseñanza; pero la esencia de la tecnología no es de ningún modo tecnológico. El ordenador es sólo un instrumento para el aprendizaje. Las TIC son caras y hay que buscar las maneras más efectivas para su buen uso. Es decir, hay que vincularlas a un proceso creativo de transformación de la escuela, pero si los integramos en practicas docentes ya caducas, estaremos en el camino contrario. Sin embargo, la concepción curricular y de los espacios en la escuela de hoy suponen un freno a las nuevas tecnologías que apuntan hacia otra dirección, la de abrir espacios de aprendizaje y diferentes tipos de organización escolar.
Comment:
1. Los tecnoentusiastas deben ser bastante estúpidos: ¿dónde están?
2. Una esencia no tecnológica de la tecnología: pero esto es tan falso como hablar de una esencia no capitalista del capitalismo. Se trata de una de las sentencias fáciles que sirven para escamotear la verdad más temible: justamente la tecnología posee la fuerza, los medios, para salirse de cualquier disposición de fines que se le hubiera señalado. Un ordenador nunca va a representar nada más que un medio. ¿De verdad se piensa? Quiero decir que representa mucho más que un medio, lo que sería como limitarlo a un juego infantil del que uno se sale cuando llega a adulto, y se le olvida. La informática representa mucho más que un medio porque ha cambiado por entero el paisaje humano y no humano. Hasta tal punto que lo de la educación emocional, sentimental o como quiera llamarse al engendro (i. e., lo generado) se queda en una frivolidad que puede costar carísima si se quiere hacer un “país serio“. Eso no pasa por tratar a los profesores como imbéciles íntegros y pillos redomados, sino por darles una formación, y exigírsela, lo más rigurosa y científica posible. No se trata de vincular el trabajo docente a supuestos proyectos de mejora, porque los planes quinquenales ya los tenemos conocidos. Se trata de que -dado que en este caso sí es verdad que existe una esencia no tecnológica de la tecnología, que consiste en la polarización de las economías del planeta en torno a la esfera de las tecnologías de la información- o se garantiza una formación de calidad, en contenidos de saber, en rigor en el trabajo, en exigencia pura y dura o ya nos podemos ir poniendo a rezar para que no venga el crack, del 29 o del 73 (en el año en el que ojalá no venga), y se vaya al traste todo el magnífico y munífico tinglado de turismo de sol y playa y especulación inmobiliaria. Porque Internet será todo el nuevo lenguaje que se quiera (Internet como metáfora de la nueva economía tecnológica), pero un lenguaje sin contenidos interesantes (no lo que se adecue a mi mente ahora, sino lo que la abra hacia delante; también en la economía, of course) representa una farsa en toda regla: ni en Internet ni en ningún sitio está el saber si no hay cabezas y manos que lo hayan puesto ahí. Lo demás, los pedagogismos, las sentimentalidades, quedan bien para halagar al público; un profesor debe saber y debe saber al máximo, y los alumnos le tienen que dejar explicar y explicarse. Lo demás es una ruina segura. Y ya está bien de matar al mensajero. Lo que, por cierto, no sirve da nada si la tormenta llega.
3. Quedo abierto a la mostración de la ventaja de los proyectos transformadores sobre las “prácticas caducas“, a cambiar mi opinión y adorar si es preciso en el seno de la religión psicopedagógica, como su más humilde fiel, o vasallo o esclavo.
3.1. También quedo abierto a qué me expliquen si resulta más innovador el docente que muestra -sin vacuidades- a los alumnos que sabe, y que está dispuesto a saber más, o el grandilocuente sin cabeza de las modas, sonriente, eso sí. Porque los alumnos no son estúpidos: saben a lo que juegan, los interesados igual que los no interesados (pues de esto se ha tratado y se tratará). El arbitrismo psicopedagogizante aburrirá a los alumnos (a los buenos me refiero, sin mayor duda; a los malos les parecerá un intento patético de ganarles por la mano, y llevarán razón). Quizás mi paréntesis esté injustificado y se vea como una atrocidad hablar de buenos y malos alumnos. Pues bien, que siga la fiesta.
José Ramón Martínez. Bruselas
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