Perfil humano
"Un firme y decidido compromiso con nuevas formas de aprender y enseñar"
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No está mal el inicio del perfil: aparte del encantamiento informativo en el que sume al lector, al saber que se trata de un perfil "humano". En efecto, lo inhumano ya ha sido escanciado antes: la ignorancia de los docentes nouniversitarios, su culpabilidad y psicopatías más que virtuales (y por centenares de miles). De la condena se libra ella: a ella le basta nada más que tener la autoevidencia sobre esto, y el "perfil" se la reafirma. También lo dice la fotografía: la seguridad de las manos, la luz que se ve por detrás, para que la experta destaque contra la luz (Dios mío, aléjame de los entendimientos irónicos). Ella se libra, of course, ça va de soi: porque su primer trabajo de profesora con niños de cuatro y cinco años "marcó definitivamente su amor por la educación" (y todos los niños son iguales, también los bachillerandos). A los demás, nuestro primer trabajo, después de oposiciones que nos tiraron, injustamente, a la cara nuestra falta de derecho (incapacidad, maldad, estupidez y fealdad genérica) para ponernos delante de treinta chicos y chicas (la megalopsiquía de la entrevistada dixit, y ese extraño genérico desusado, "chicos y chicas"; ¿por qué no chic@s, abriendocerrando la bocavocal?), nuestro primer trabajo -digo- ya nos convirtió en pillos sin amor, sin norte: pues para ella "la enseñanza en todas las etapas educativas ha sido el norte de su vida". My God, la vocación! Pero casi no lo entendemos, dada nuestra pecaminosísima afición a los garbanzos y las vacaciones, y el odio que nos pincha en la piel. Los demás no tenemos vocación, nuestras culpas nos señalan que el edén no se hizo para el malvado: por ello, ella puede ejercer de profesora visitante (Australia, Brasil y el Imperio central del Norte) y "reflexiona sobre todas sus experiencias", de lo que tenemos anticipos como esta entrevista revelada, que sólo los malvados pueden confundir con veneno. (Pobrecito de mí, ay, que no sé si soy uno de esos malvados ignorantes, irresponsables malolientes, suspicaces.)
El piadoso perfil sigue: "Habla de sociedades cargadas de incertidumbre y en cambio permanente y de una educación para ciudadanos y ciudadanas en tránsito". ¿Ciudadan@s que se están muriendo? Ah, no se habla de la muerte, ni de fe; "habla" de individuos en crisis, por fin lo voy entendiendo; sujetos que precisan "nuevas narrativas" (¿se refiere a la editorial Anagrama?) en el "discurso educativo", capaces de romper con el "academicismo tradicional y racional" (sic; aunque me recorre un frío de intranquilidad, angustiosa, por la piel, pensando en una alternativa consistente en una sociedad irracionalista del hombre nuevo; pero no, debo haber entendido mal la verba).
Lo siguiente no lo comprendo tampoco, quizás fascinado (cara de bobo) por la promesa de nuevos relatos pedagógico-políticos con que alimentar a las nuevas generaciones (en sentido no ppartidista, claro): "Piensa que si se quiere ganar el futuro, la escuela tiene la necesidad imperiosa de adaptarse a los nuevos tiempos". Ya no es "hablar", sino "pensar", pero no es eso, sino que no me entra en la cabeza, y por dos razones "racionales": 1) el futuro es impredecible, lo de "ganar el futuro" es como gastar los caudales en lotería y sonreír de contento antes del sorteo; 2) el presente viene condicionado por los hechos del pasado; evolutivamente la adaptación al presente no garantiza que la especie sobreviva en el futuro, puesto que se trata solamente de una adaptación al casi-pasado (el presente). Por lo que nuestro conocimiento del presente, extrapolado al futuro, puede agravar incluso los problemas. Y el lector tiene la tentación irreverente de pensar (bueno, opinar) que se debe desestimar completamente el consejo de la experta, en cuanto única "necesidad imperiosa" de su inteligencia (la del lector).
"Le gusta señalar las contradicciones" existentes, la "necesidad de convivir con ellas". No, no puede ser que se estén predicando las bondades del capitalismo. Ni esa horrible vislumbre (mareo, vértigo) de que haya que culpabilizar a los académicos y racionales docentes por querer apartar a los frágiles chicuelos (próximos hombres y mujeres mortales) del rebaño de los productores felices: pues está escrito que será feliz quien sepa convivir con sus problemas.
"Transmite unas ganas enormes de aprender, de enseñar y de contribuir a que la educación sea capaz de posibilitar unos sujetos más críticos, de identidades abiertas y flexibles, más acordes con la sociedad del siglo XXI". No, restriégame Señor los ojos con tu tierra, que no puede ser que la hermosa oración esté recomendando los contratos de trabajo temporal; ni que mi ceguera no pueda asimilar la consonancia divina de los "sujetos críticos" que, a la vez, son "más acordes". Debe ser el milagro dialéctico, el tercer día de la santísima y esplendente aufhebung, cuando los corderitos pueden triscar en prados verdes sin peligro, ya no más, de que los lobos sean malos con ellos.
Amén, la historia está aquí y sus profetas.
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