(Ayer)
Un cierto profesor unrat trufado de malicia se dirigía por la carretera comarcal hacia el poblado. Entretenía la conciencia de su obligación renovada pensando en todo aquello que iba sintiendo: la brisa que le entraba por los cristales y que le ponía el corazón alegre, el motor rumoroso del coche desplazando suavemente metros y más metros de asfalto, las farolas y letreros encendidos que a un lado y a otro de la carretera iban regocijándole la vista.
(Hoy)
Lo real es siempre más extraño. Es. Presenta una rotundidad que rechaza el encanto. El hecho viene envuelto en prosa y consiste en lo mismo.
...
Y escribir no es existir, ni falta que le hace al existir.
...
Entonces, volver al camino que promete, reintegrando para el bolsillo la verdad escondida, pide paciencia, poner los hechos y las tristezas bien a la vista, jugar con ellos, y ser capaz, con las ruinas y los fragmentos, de escribir lo que todavía falta para la existencia, la condena propia al mundo de los posibles, o algo así---
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