"Criterios de evaluación
1. Descubrir sus sentimientos en las relaciones interpersonales, razonar las motivaciones de sus conductas y elecciones y practicar el diálogo en las situaciones de conflicto.Con este criterio se intenta comprobar que cada alumno y alumna asume y controla sus propios sentimientos, se pone en el lugar de los otros y utiliza el diálogo y otros procedimientos no violentos para superar los conflictos en sus relaciones interpersonales, que razona sus elecciones y que es responsable de sus actos." (Del currículo ministerial para la materia de Ética en 4º de ESO)
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La primera vez que lo leí me supo extraño, no voy a negarlo. El trato frecuente (pues hace el cariño) me ha hecho valorar en su justa medida la calidad de la prosa, y los mundos felices que ahí se nos prometen. Pero, por muchas vueltas que le dé (y obsesivo soy un rato y otro más), uno no consigue adivinar cómo hacer operativo el magistral inicio del párrafo: "Descubrir sus sentimientos en las relaciones interpersonales". ¿Lo tengo que hacer yo? ¿Cómo veo yo el interior de otra persona? ¿Lo tiene que hacer él/ella? ¿Cómo sé que no me engaña? ¿Que sus palabras son iguales, y significan lo mismo que mis palabras?
Pero, al cabo, lo he visto claro: la culpa de todo la tiene... no Yoko Ono sino el miserable del austriaco mal maestro rural de L. Wittgenstein con todas las zarandajas, que sólo dan dolor de cabeza, de la imposibilidad de los lenguajes privados, de las reglas sociales del uso de las palabras para poner un poco de razón y común entendimiento en nuestros conocimientos y acciones. A la m... con el Wittgenstein, con lo fácil que es estar tan agustito pegándole patadas al diccionario y a la madrastra razón---
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