(Signos autobiográficos: pues de eso se trata)
Llevaba razón:
Porque lo privado, por definición, es lo inefable: y siempre va a quedar un resto que no se puede decir porque no se quiere decir---
Ahora bien, lo curioso es que, aunque no dicho, por oculto que permanezca, eso es determinable como raíz común (conocida/desconocida) de la escritura---
Quizás como aquello que la pone en marcha, la desencadena (en los mejores momentos, los incontrolados) y siembra, en las frases que se van dejando en el camino, la promesa de otras frases que sean, por fin (para mí, para ti y para todos) absolutamente reveladoras---
Es decir, que acaezca una verdad (indistintamente privada y pública) al cabo del tiempo: y que no (se) distinga tampoco el significado alcanzado de una vida (¿pero cómo?, ¿al margen de la reflexión?) del que se logra en la comprensión de la vida, y todo manifestado (muy claro y alto) en el lenguaje---
1 comentario:
Te veo muy heidegariano. La precomprensión que se dice ocultándose en el decir. El sujeto incapaz de indagar ese humus de nadie y de todos. Por esta vía te veo leyendo a Hölderlin.
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