Es carne rendida, pero no sin pelea---
El que vive, con los ojos abiertos, es dueño del reflejo, nada más: se ve pensando, con los gestos consabidos, seriedad y mano sosteniendo la barbilla---
Pero no es el mismo el pintor que, paseando, ve el paisaje, su mera idea, que el cuadro que le resulta del trabajo: no es lo mismo lo que piensas delante del espejo, o del cristal de la ventana, que lo escrito, que tiene la dureza de la máscara, de un inmóvil estar muerto.
***
Para ti no pasa el tiempo, o será que ha dejado de trazar surcos en la frente. Algo así era lo que quería significar yo cuando me atreví a relacionar el origen de la metafísica con la muerte, un asombro que no nace de la novedad, sino del horror. De los surcos que traza el tiempo, como representando el intento de restituirlos, surge lo que se escribe, que nunca va a ser texto ni obra, sólo el simple esfuerzo particular por sostener el habla en su aliento---
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