Una de las ventajas de la red es que cualquiera puede llegar a encontrar imágenes intranquilizadoras, a poco que se ponga a buscar en diarios electrónicos, blogs, etc. No es infrecuente encontrar la pose y planta del más puro matón totalitario, una cara ridícula y temible, capaz de fascinar a unas gentes (los ciudadanos votantes, consumidores de periódicas mentiras: que no se creen, lo que dice muy poco de su calidad moral) que, definitivamente, no se han enterado de la definición del ser humano como ser histórico, reconocimiento que implicaría, por lo menos, una familiaridad con imágenes y ciertos hechos del pasado, así como un posterior pudor ético (pues el plagio de los hechos históricos, como hechos políticos actuales, representa una tremenda ordinariez).
Encontré una fotografía así, hace poco, en una página sobre política estatal. Y no me cabe duda: ahí está el volk, la sangre y el suelo, la rudeza y la sinrazón.
Lo inquietante del asunto es que, aun ignorando voluntariamente la adscripción política, podemos advertir de qué se está hablando, y proceder a mirar cuidadosamente a sus señorías: de pie, la cara apretada, el mentón levantado y ofensivo, el traje a rayas, la más depurada canalla---
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