A propósito del cuadro de Hopper, el de los clientes nocturnos en el bar de la esquina---
"Voy a contar cómo fue, ahora que sé que la mentira más desvergonzada se va imponiendo en todas las cosas que nos pasan, y ya no se puede esperar que el gobierno proponga o imponga ninguna solución. No es exactamente cómo lo pinta Hopper, que no tuvo más remedio que mirarlo de refilón y trabajar después de memoria. Lo digo porque yo estaba allí, el individuo solitario, el que parece estar pensando. Y no había ninguna pareja acodada en la barra, tal y como se observa en la pintura. No había mucha gente en el local, la verdad, pero no estaba tan despoblado ni era tan tarde como parece en el cuadro. No eran altas horas de la noche, sino la hora en que la gente termina de trabajar y se acerca a tomar algo antes de irse a casa. Había también un grupo de trabajadores extranjeros, bastante jóvenes, y, al fondo, en una mesa que estaba pegada a la cristalera, un par de muchachas que conversaban de algo que yo, bastante alejado, sentado junto a la barra, no podía entender, aunque intentara aguzar el oído."
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