Es decir, cualquiera que se fía a las inclinaciones subjetivas, o detrás de todas ellas: a la voluntad pura, la voluntad santa y sana---
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Olvidando (¿es que nunca lo han conocido?) el hiato (momento de crisis) entre las reglas que rigen los fenómenos (exactas pero incompletas) y la libertad total y oscura, suponiendo que Kant no hubiera escrito sus obras, o, si no queremos autores, suponiendo que las obras críticas no hubieran sido escritas, ignorantes voluntarios, nos vamos al inicio: aquel malestar platónico, el de no querer ya opiniones y no acceder todavía al saber, indefinición fatal en la que se mueve la política y la sofística.
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La utopía, lo revolucionario, la urgencia y el deber ser tienen las cuentas claras y pueden olvidarse de los crímenes que cometen sus dictaduras. Aunque en nombre del deber ser minúsculo y burgués, nada ontológico y muy siglo XVIII (nada platónico ni teológico, exquisitamente citoyen), es cuando se han cometido las mayores atrocidades y se han soltado las mayores estupideces---
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