Inclinado el cuerpo hacia el amante, entregándole a los ojos las curvas blandas, risueñas ayer, ella también pierde hoy. Miras y recuerdas. Escribes. Es joven, sin compromisos. Ella. Él, frívolo. Tú, observador, no soportas la frivolidad. Ni la grosería de los más jóvenes. Estás perdido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario