28 de diciembre de 2008

Sueño de un dios

Darwinista moderado -se confiesa delante de la religiosa, a la que no le hace ninguna gracia. Se justifica él: sería demasiado complicado (¿es ésta la palabra?) el tener que asumir una intervención continuada de la divinidad, para poder explicar ciertos fenómenos paleontológicos. Le pone un ejemplo: la economía funciona ordenadamente -pero no ahora, tiene que admitir- sin necesidad de una dirección consciente de los hechos económicos. Funciona, continúa, nada más que con las intenciones de compra y venta de diferentes personas, con el auxilio, eso sí, de regulaciones que facilten los intercambios y la paz social.

Yo no sé si se da cuenta de que él mismo concede un argumento a la religiosa cuando, inmediatamente, advierte que la evolución darwiniana (competencia malthusiana intra e interespecífica por los escasos recursos) necesita una ayuda para producir orden a partir de los movimientos iniciales meramente mecánicos.

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