... , si se está al borde del escenario se observa todo, no se entiende casi nada y luego uno tiene que obligarse en ponerlo en palabras legibles que transmitan un pensamiento claro de la situación. Esto no cuesta mucho, si el amor por la letra ha desplazado en el corazón apergaminado el amor por los cuerpos y los besos, si el amor tibio de la costumbre y no esperar ya nada ha quebrado esa pasión que se embriaga en aproximaciones, risas y charlas. Delante de la pantalla y sin los cuerpos imposibles la situación se somete a un análisis terrible aunque tranquilizador.
Lo hermoso es difícil, sostienes, lo feo simple. Es lo mismo, mutando el orden de las premisas. Cierto, lo hermoso lo tienes muy pocas veces delante, raro, incapaz de envidiar, autosuficiente y joven. A dos pasos del borde del escenario en el que tú, sin bailar, te mantienes.
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