7 de diciembre de 2008

¿Labios como espadas?

A horas altas de la madrugada, cuando el papel ya se hace insoportable, caemos en la cuenta de que toda la maquinaria micro-macrocósmica (espejos, almas, nubes, etc.) desplegada en la batalla perdida que es Largo lamento de P. S. deberá ser estimada como un aparato retórico puesto en marcha para ocultar la nada y la mediocridad. Amor… ¿qué era? Nada, inexistente, nada más que el primer motor de humo desencadenante del teatro posterior: de cuerpos, de cielos, de distancias y tiempos.

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Como muestra (de la humana infamia, de la vaciedad de los sentimientos), esto.

"Las gallinas ponen muy mal"

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