Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
5 de diciembre de 2008
Depresión
Aparece (p. 375), en la edición de Cátedra -la obra viene junto con La voz a ti debida y Razón de amor-, este paréntesis terrible subtitulando a Largo lamento. 1936-1939. Empieza el poemario mentando el poder destructivo del amor, sobre el mundo. Entiéndase, por las terribles fechas, la guerra incivil. Sucede que el crimen y el odio pasan o cesan (¿pasan?, ¿cesan?; yo sé que la ignorancia malvada queda), pero la cualidad polémica y letal del amor no. La miseria de los cuerpos se vuelve miseria de las almas, trabados cuerpos y almas en hambres paralelas. Cuando los muertos han muerto (¿Han muerto los míos? -me pregunto con terror) los vivos siguen muriendo (¿estamos vivos?)---
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario