Tampoco esta feliz tarde navideña es la de la alegría de la huerta -reflexiona Mr. Scrooge, que ve el mundo enfrentado y muy extraño, diríamos que hostil.
La costumbre ya la podía haber adquirido, pues hace cuarenta y dos otoños colmados que fue arrojado a él, pensamos nosotros. Pues sabemos que este señor pasó por una calle por la que había andado Martin H. unos momentos antes, y todavía no se había ido su geist.
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