El espacio entre cuatro paredes acaba transformándose en un traje a la medida de la persona. Los objetos, en sus adornos.
El tiempo mismo experimenta cambios. El tiempo, el color del tiempo.
El tiempo acaba siendo uno y su memoria, mientras los objetos se hacen eternos. Huellas de nuestras culpas y errores, impedimentos del olvido.
2 comentarios:
Sigo en cama... con 38 ó 39... ¡lástima que sean grados!
No, menos mal que son grados... Teophilus Misoginus dixit.
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