La paradoja de que en el mundo todo sea aire, viento, movilidad, árboles flexibles y coches en peligro... y en el cerebro, hoy, piedras inamovibles---
La paradoja de que entiendo el libro, pero nada de lo que pasa en mi interior---
Así que se es (¿moi aussi?) un espíritu religioso: un espíritu moral heterónomo que sigue las palabras y mandatos de la cultura---
Así la Biblia para el creyente: cada uno con su dios. Además, si la imprenta propicia este encuentro (... y se hizo Lutero clavando papeles en las puertas de los edificios papales), malgrado los intermediarios sacerdotales, ¿qué no ha de ser y suceder con la transmisión electrónica de las informaciones?
...
De manera que no pensando, pienso hasta bien. Con lo que me doy cuenta de que soy un cartesiano retrouvé y puedo aspirar a la felicidad y perfección---
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