Querría la mirada fijar el momento de la luz de otoño, dorado con matices de abandono o ir dejándolo... y la cámara digital iba sin pilas. Así que la claridad entre las hojas del árbol achaparrado, el zumbido de los insectos que no se ve, el agua humilde de la acequia, o los adolescentes ingleses con la carabina de aire comprimido hendiendo el aire, quedan para una imagen que es interior y tan fugaz como mi recuerdo.
De hecho, ya lo voy olvidando.
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