Estuve pensando y no me gusta lo que vi. Esto, hablar así con buena conciencia, mezclando mente y sentidos, esto que se admite en la reflexión política antiutópica, está prohibido para el conocimiento.
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No me gustó la mixtura de grosería y rencor, la envidia que no se fija en hipocresías para hacer daño. Ni me gustó el coro de los puros y moralistas. Ni yo mismo ejerciendo de moralista o de gracioso con malicia. En cualquier lugar un espejo para devolver lo que eres, hacértelo saber o recordarlo. No me gusta la presión que se ejerce sobre las almas, que acaba invadiendo los cuerpos, o al revés: la presión sobre el cuerpo que acaba gastando el alma.
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