
Sus textos, su obra. Sus actos. Yo lo acuso a Vd. de criminal, mejor si está muerto. Pero son sus actos los imputados, no su persona. Así que Vd. debe callarse.
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¿Quién estará libre de los escalofríos que producen las inmundicias cerebrales; quién de creer que la voluntad, malsana a poder ser, gobierna los juicios, las proposiciones y la falta de juicio?
En cualquier momento de nuestra historia estamos dispuestos a aplaudir a un dictador.
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