En el sueño no corrijo en demasía los acontecimientoss diurnos: voy con el mismo ánimo, con el propósito de pasear por la ciudad, que veo por un instante desde un lugar alto. Buscar, también. Ir a los kioskos. Etc. Pero como el contenido (el espacio, más bien) del sueño no se corresponde con el escenario del día, ¿quién es el que sueña en mi lugar? El que escribe, quizás.
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Mal lector de poesía: Aleixandre, Diálogos del conocimiento, se me acaba atragantando, de tanta simbología y surrealidad, antes de la mitad del libro. Me pasa algo así, similar, con Guillén. Con Salinas no, que lo entiendo todo. A Cernuda lo desconozco, quitando sus textos autobiográficos.
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