Pocos libros me he encontrado más irregulares que la autobiografía "de madurez" de G. Brenan. (Aunque se tiene que ser generoso porque Brenan tiene textos extraordinarios. Que yo pueda referir de primera mano/lectura: El laberinto español, Al sur de Granada. También puedo nombrar La faz de España.)
Las primeras páginas del texto se me hicieron apasionantes, hasta que llegaron los complicadísimos triángulos en sucesión, en solapamiento, y en completo desorden, de los amoríos de la alta inteligencia inglesa del primer tercio del siglo XX. Será mía la culpa, por ser yo muy escéptico sobre los sentimientos. Ahora, cuando voy llegando a los preliminares de la Guerra Civil española (Guerra Incivil tendría que ser su nombre de pila entre los historiadores) el interés se (me) acrecienta de forma natural. De manera que el tedio que la figura algo sosa e ingenua de G. B. (según me la imagino) puede dar cancha a su innato talento de narrador, convirtiendo aquellos defectos (si es que los hay y no me pertenecen a mí) en atrayentes curiosidad constante y franqueza.
PS. Destaca también G. B. en los retratos que va intercalando de personajes de cierto rango de la intelligentsia. A veces de altísimo rango, y así dedica un capítulo excelente a Bertrand Russell, del que éste (no su cerebro) no sale muy bien librado. Se nota que Brenan sabe y disfruta de su capacidad para retratar porque lo avisa, señalando al lector que páginas después o ahora va a ocuparse de tal o de cual.
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