29 de enero de 2007

Ilustración y Romanticismo

La falta de continuidad, el hilo en lo que escribe, le llevaría a la temida facilidad del artículo. Pero, ¿quién se encargará de leer estos periódicos?

***

(De una nota escolar)

"Se propone la dignidad en tanto herramienta de la felicidad, aunque no qua medio de la felicidad. Ésta debe permanecer como un resto de fe, ajena al cálculo. Tiene que ser entrevista igual que el alma de la mujer bella, en la lejanía. Inmediatamente olvidada, para poder dedicarse en cuerpo y alma (ahora la suya) , al ajetreo diario, burgués o asalariado. Así puede dar de comer a su familia, pero tendrá que olvidarse del alma bella, que elige residir en palacios lejanos, sin contactos exteriores. Su vida aislada, cifra de la realidad de él (símbolo del residuo fideísta en el libro ilustrado), vive en el espíritu como la unidad aspirada, dentro de él, en su reflexión incansable: puesto que el alma amada se constituye, desde el principio, como si fuera un objeto; aunque quedara fuera del cálculo, de lo que tú alcanzas, y de esa manera haya de seguir por toda la eternidad -histórica. No puede tenerla porque le representa a él mismo, aquello de que carece -su desgracia de viviente.

(...)

La conciencia se le transforma en palabra, y ésta se le convierte en escritura. Obligado a estar en el mundo, lo que dice/escribe no puede serle ajeno al mundo; esto es, tiene consecuencias. Corresponde a anhelos insatisfechos, que no son sólo los suyos.

El mundo de la mercancía también ha logrado su propio poder de reflexión y encuentra ahí la posibilidad de hacer negocio. Al milagro del encuentro del interés y el artista lo conocemos como la obra. Ésta obliga a residir al artista en la vivienda de su amada (¿se acuerda él todavía de ella?), pobre y sin demasiadas esperanzas (¿sin ninguna?).

(...)

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