Leí ayer -me parece que en el libro de Juan Nuño sobre Platón, aunque no estoy seguro- que en ningún momento la dialéctica -el camino y meta de las Ideas- puede prescindir de su base conversacional (vamos a pensar que la verdad depende del paseo, de las ocurrencias que surgen y de los gestos: ¿por qué no?)---
Esta humildad lógica viene siendo torpedeada por las castas de expertos y administradores que han hallado un magnífico modus vivendi en la producción lingüística---
No será extraño que el retraimiento lingüístico al secreto de las sectas haya producido, como su fruto natural inmediato, un desencuentro del mundo---
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