... las que produce esa propensión general a quitarse las responsabilidades de encima, a buscar chivos expiatorios, emisarios, intermediarios o mensajeros---
De esa tendencia, que a nada bueno puede conducir, forma parte la rapidez, de caída libre (?), con que se identifica el foco inicial de los problemas---
Cuando esta forma de pensar y realizar las atribuciones causales, para cualquier disfunción social, se constituye como la herramienta interpretativa básica, por parte de la clase política, se bordea un campo peligroso, susceptible de explosiones incontrolables: que la opinión pública normalmente dócil vea, por fin, la trampa en el escenario, el juego de marionetas que se le invita a contemplar de continuo, hasta que como por milagro percibe, al ir acercando incrédula los ojos, que los muñecos son ella misma; mejor dicho, las personas que integran esa clase afamada con el nombre de opinión pública, cuando en realidad nada se opina y se goza pasivamente de las palabras que les son administradas entre otras limosnas---
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