... : no tengo tiempo de pensar, no tengo ganas de pensar. Pensar es un lujo civilizatorio, la alegría del círculo del ocio. Un africano tiene prohibido pensar: sólo vive para concentrarse debajo de la sombra del único árbol de la aldea, el que funda la aldea y la mantiene. Concentrarse en nada: me equivoqué de palabra. Quiero decir congregarse, para resistir la tormenta de sol inhumano que cae desde el alba sobre las pobres cabezas.
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Sin tiempo para el cerebro, que es un soñador diurno de ideas que son círculos enfermizos, el ánimo percibe los signos repetidos de un desgaste. El yo es despreciado. Se le dicen las palabras corteses para alimentar su vegetar: la educación ante todo. Pero ni en casa ni fuera (lo privado igual que lo público) encuentra el espejito que le caliente el oído con palabras dulces. Tampoco se dejaría: el yo ha decidido ser arisco con los que le estiman.
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Marcel Gauchet: difícil (de) leer sin tener la tranquilidad necesaria---
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Para una agenda que cumplir: leer y responder---
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