... involuntarias, a las que se entregaba, allí sentada detrás de la ventana, tenían que dejarle la dolorosa impresión de la distancia entre las intenciones y lo efectuado, sin que entre el inicio esperanzado y el desolado final pudiera encontrar un momento de ruptura que contuviera un principio razonable de explicación---
La extrañeza de todo, el escuchar las voces como si vinieran desde muy lejos, rebotadas, metálicas, no podía deberse a otra cosa que a un trastorno que de siempre había estado ahí agazapado---
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