... repugnante no solamente el crimen, también el criminal, diría un kantiano. Por el bien del criminal, añadiría. Por respeto a su persona. Un kantiano nada despreciaría más que el que le comprendieran. Cualquier ser comprendido tiene que achicarlo.
No es extraño tanto perdón, cuando antes se ha jaleado a los delincuentes que poblaron y pueblan las religiones de la utopía.
El kantiano lo ve todo muy sencillo, como el juego de universalizar, una vez que se han hecho públicas las reglas y los sujetos han asentido: -Sí. Eso lo comprendemos.
Entonces, ¿es que mentían? No creo.
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