... extraordinaria de hacer trampas, de encajarse una máscara, con el único inconveniente de que el primer engañado pueda ser uno mismo: sustituir el apuro personal o vital por palabras traslaticias.
Cuántas veces se habrá pretendido que esto sea verdad! Sin que podamos decidirlo. Todavía.
[Y puesto que el blog permite hacernos a todos escritores (¿lo dice Verdú?), será verdad de la buena que todos estamos carentes de algo. Excepto los escritores profesionales.
¿Los escritores profesionales?
¿No hay una voz impostada aquí?]
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