Una línea incidental de Pessoa vale más que el 99, 99% de lo que se publica. Pienso que el prestigio de la ficción procede de la inautenticidad de las vidas; si éstas son verdaderas, i. e., oscuras, parecerá inútil entretenerse en el jueguecito de construir mundos virtuales. Esto, para los niños. Quien habla de verdad, quien no soporta la vida, tendrá, quizás, que atribuir su desgracia a otro u otros, e inventará nombres: pero no caerá en la memez de imaginar mundos que le hacen feliz y que hacen felices a los demás. ¡Como si a su egoísmo radical le diera un ardite de esas cosas tan democráticas!
Quien dice Pessoa, dice Pavese.
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Ontología literaria:
Un borrachín de bar, existe; un escritor mundano, no. Aunque este último muda con soltura la color de la pelleja en la rama de su árbol y atrapa con su lengua sabrosos insectos críticos.
Pero no es lo mismo: el borrachín de bar no trepa grácil a ninguna rama, y tiene que limitarse a rumiar su malaventura por los callejones oscuros, de su ciudad y alma confundidas.
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13: 20 Limpieza:
Ojalá que fuera interior: de las sinrazones teórico-prácticas---
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[Más que suciedad: rigidez de las voces enfrentadas: no son para la interpretación, sino para los ojos]---
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Cuando me callo soy algo más inteligente; y, cuando no pienso, todavía más. Este deporte no se me da nada bien: je ne suis pas un esprit logique comme il faut. Un filósofo de canto: ni cara racionalista ni cruz pesimista---
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