... en quien, antes obnubilado por sus buenas intenciones, que le llevaron a destruir a uno, a ciento o a cien mil, ahora, que vienen duras, sea tan sabio que no tiene disculpas (¿le ha venido la inteligencia de golpe acaso?), y que -la contradicción de su vida y de sus actos no le importa- en ese su saber novedoso incluya la reivindicación de sus derechos.
Pues él también debe tener una segunda oportunidad. Según dicen.
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