Poco tiempo: para pensar, para escribir, para darle vueltas* a la cabeza---
*Reflexionar: mirar en un espejo, en el propio e íntimo. Y, como en una sala, de espejos, verse abocado al peligro del exceso y el abismo y la angustia---
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Lecturas: sigo con George Steiner y sus Lecciones de los maestros. Pero me falta dominio libresco (Dante, Marlowe, etc.) para entender el sentido pleno (o acercarme a él) de la argumentación de Steiner acerca del magisterio, de esa cualidad (homo)erótica que me parece un poco forzada, y de ciertos tópicos y prejuicios que aparecen acerca de la sequedad de la enseñanza secundaria. Pero, ¿no es eso lo que se debe al joven y su educación? Es decir, dejarlo ser...
Y luego sebald y su libro Los emigrantes. ¿Qué tipo de artefacto textual es ése, con sus fotografías comentadas intratextualmente, con los guiños y contraguiños?
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Quizás al no tener tiempo de pararse a pensar uno manifiesta más y mejor lo que quiere (o se le escapa lo que no quiere)---
Pero tememos que lo que se gana en fluir inadvertido del tiempo se pierde en solidez, en felicidad consciente o yo qué sé. O sea, que los hados trabajan a nuestras espaldas---
De eso, de ganarnos del tiempo, alienándonos de él, sabe mucho la civilización ultratecnológica. y no sabemos nosotros bastante de esa adoración ultraconservadora del pasado (en el fondo) que está detrás de todas las proclamas (políticas, sociales, educativas) que adoran el cambio de los tiempos.
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