... Deo volente:
El cebo, de Ladislao Vajda (1958).
Eso sí: le he perdido el gusto al cine, y a escribir algún comentario sobre la película. Culpa de Woody Allen, y de mi mala cabeza. Por un motivo absurdo, inconfesable, enfermizo...
Ayer por la noche: Sólo para hombres de Fernán Gómez. Muy graciosa. Mi capacidad de convocatoria: increíble, tendente a cero. No puede uno, pobre exhibidor voluntario y no reconocido, competir con los estrenos de Hollywood, y menos aún (eso sería impensable) con las joyas recientes del genial cine expañol. Ellos se lo pierden.
-¿Ellos? ¿Quiénes?
-Ellos, claro.
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