Dulce pero frío: sin sal, ni vida ni voluntad.
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Toda la sustancia pensante del país, toda la masa ciudadana, se puso a argumentar sobre la condición del ciudadano. La química funcionó, y el pensamiento se organizó con la claridad de las cosas simples: los que dicen sí, los que dicen no.
Los sujetos que piensan habían abandonado la reunión, avergonzados.
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