... de su cálamo el acre galo Bloy contra el espectáculo de las carromotorizadas urbes modernas primiseculares, hasta el extremo de gozar eventuales holocaustos de los engreídos pudientes propietarios de un coche a motor.
No había conocido L.B. la existencia de una civilización más compleja caracterizada por la presencia de zafios pollos sin doctrina ni principios, pero con carros mucho más potentes y raudos.
Claro que también ha contribuido lo suyo la renuncia a la cultura y la ética patrocinadas por las biempensantes leyes.
Ps. Decía un amigo que una de las pocas cosas aceptables de tan progresivo gobierno como el de hogaño (es un decir) había sido el palo sancionador contra los infractores. Poco palo me parece, al estimar que un idiota + un coche = un canalla.
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