Sánchez Ferlosio: "Odio a España desde siempre, pero no me iría al extranjero"
Cuánto odio tiene que albergar un corazón cansado, para decir esto, así sea en broma. ¿Qué puede imaginarse al otro lado de una patria? ¿La pureza del primer día? La grandeza debe estar en no odiar a nadie: magnanimidad. ¿Se ha olvidado?
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¿Cómo debemos suponer que quien dice odiar el nombre o el concepto no odie, también y a su vez, a los que caen bajo él, a seres de carne y hueso? ¿No hay ya demasiado dolor para proferir estupideces de rueda de prensa y autosatisfacción?
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