El grado de estupidez al que ha llegado el homo occidentalis da pie a pensar que se merece que lo esclavicen, económica y políticamente, a ver si se espabila. Que las autoridades policiales de la hipermodélica Finlandia contemplen el aterrador vídeo del asesino, horas antes de su masacre, y decidan que no hay motivo para preocuparse, debería hacernos ver hasta qué punto hemos enterrado la inteligencia (= la prudencia). El estado del bienestar que nos dio seguridad nos hizo imbéciles. Si no, no se entiende. Que algo o alguien (Quién queda?) nos asista ahí arriba.
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(A propósito de Pavese)
¿Será la confusión inicial, titánica, monstruosa, de hombres y dioses la definición o condición verdadera de lo sagrado? La separación, posterior, teogónica e históricamente, de los de arriba y los de abajo, dará pie a otra cosa muy diferente, y por consiguiente a otra muy diferente vida del espíritu. Ya no religación sino teología, quizás el inicio de la ciencia de la administración: que no se ha de basar en el saber antirreglamentario de la politeia platónica, sino en la posición de unos expertos que tratan a los hombres igual que cosas. Administrable, cuantificable. Eso. Esto.
Ps. No es que el primer tiempo de lo sagrado represente ningún edén. Al contrario, impera el salvajismo más horroroso. Sólo que de esa ingenuidad aún podría manar la esperanza (cielo, amor, tierra de los hombres). Del estado de bienestar no ha de brotar otra que no sea la de morir bien y cuanto más tarde. Para nada. Ha pasado tiempo y los recién venidos nos hemos hecho muy viejos.
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Arcadi Espada:
Equidistancia. Lo normal y lo patológico.
¿Qué es arte? ¿En qué se diferencia del destrozo?
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Entre la tarde y la noche, antes de la jornada de Liga, serenidad: Rubinstein plays Falla.
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Ahmadineyad vaticina el fin del "imperio americano" y el derrumbe de Israel
-Niño malo!, así no se les habla a los amiguitos.
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