1 de septiembre de 2008

Convalecencia

A sus allegados comenzó a preocuparles cuando le vieron el semblante pacífico en la cara, y más cuando empezaba a faltarle la respiración. Creyeron que se moría. Tuvo un acceso de bondad. De verdad creyeron que se moría. De milagro lo pudieron salvar los muchos médicos. Comprendieron que lo peor había pasado cuando la mala uva empezó a darle color de nuevo a sus mejillas. Volvía a ser el que era, podría dedicarse a sus tareas en el periódico/la política. La humanidad podía sufrir su salud, de nuevo.

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