13 de agosto de 2010

Una tarde-noche en Mo.



En Mo. los bellos y las bellas ocupan las aceras estrechas a uno y otro lado de la carretera que recorre toda la línea de playa desde G. hasta C. Hay algunos corredores, por la arena y por la misma acera, aprovechando la bajada del sol y del calor. Los verdaderos protagonistas son, sin embargo, los coches, un continuo y lento ir y venir de todos los modelos. Destacan, naturalmente, los turismos de lujo, y entre ellos los deportivos y descapotables. Desde el restaurante italiano puedo ver a un varón caucasiano, ya maduro y desencantado, fardando ante otro espécimen similar de su BMW coquetón y de cómo va y viene la capota con elegancia sin par (up/down). Le enseña también algo, algún dispositivo, que lleva en la puerta del lado del conductor, por dentro. Yo creo que el otro hombre le felicita y le envidia. Dos pobres diablos, seguro---

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