Al leer lo que escribí, hace un tiempo, sobre la autoficción de Sebald, me doy cuenta de la ventaja que supone, como dicen, no tener demasiada memoria. El libro se puede leer de nuevo como si no se hubiera leído nunca.
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La verdad, hay que reconocer que el gobierno es inocente de algunos sucesos. Los ciudadanos no conocen la prudencia.
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Qué facil es encontrar un filósofo al que culpar.
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