"Algún día, inesperadamente, alguien irrumpirá -para informar al mundo- en la morada del espíritu. Lo localizará, captará su silueta, sacará de él una copia exacta. El descubridor no será el microscopio electrónico ni un visionario ni un pastor inocente, será un depresivo." (J. Mª Gironella, Los fantasmas de mi cerebro, Planeta, 1982, p. 118)
A mí se me antoja una lectura de la caverna, de la que no se sale, en la que se entra. Para descubrir allí una verdad. No fuera ni ningún sol. Que más valdría que no se hubiera encontrado esa verdad interior (se tiene que pensar).
Un pastor, un pescador, un científico... El filósofo, quien no es mentado, ¿es el depresivo?
Pretender suplantar el interior negro por un exterior luminoso no dejará de ser (nunca) más que un desideratum piadoso (con o sin dioses).
No hay comentarios:
Publicar un comentario