... podía durar sin la verdad, y sin necesidad de apreciar las opiniones que los demás pudieran tener acerca de su ignorancia de la verdad---
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El cinismo llegaba desde el gobierno hasta el último súbdito, difundiendo la misma consigna, la que dice que para nada son necesarios los parlamentos ni las libertades, que un Estado tan poblado no puede mantenerse en orden si tuviera que respetar la autonomía de los ciudadanos. Sólo muy de vez en cuando se oía alguna voz que denunciaba la mascarada: la felicidad administrada por la más censora y criminal burocracia que la humanidad haya conocido, hábil para hacer consistir la definición del bien en la máxima infelicidad y explotación de los días, y en denominar esa empresa inicua con los términos de la utopía revolucionaria---
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Los ciudadanos no sólo odian la libertad de expresión sino la libertad de actuar---
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Al final se murió Antonio Puerta. Y Umbral, claro.
No somos nada ni nadie.
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Calor. Bauman. Inquietud.
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Agosto siembra sus cosechas de vida y muerte. Alea... O los dados están cargados, sin saber por quién---
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