Nadie vive comodamente en esa cárcel.
Conocí hace años a un hombre que me decía que, si hubiera arrojado de su mente todo el arsenal de ideas estúpidas que le robaban el tiempo, habría podido ser un hombre de provecho. Y me explicaba en qué había de consistir esto: en pensar y actuar, en no bloquear lo segundo sometiéndose a la tortura de asentar unos principios firmes para la comprensión de todos los asuntos, las percepciones, las palabras, los hechos...
1 comentario:
A veces yo también deseo eso... para escribir algún poema realmente distinto (ni mejor ni peor), o para leer 'lo de siempre' de un modo distinto.
Como ves lo mío es pura profundidad.
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