19 de julio de 2007

Recuerdos...

... de un mal estudiante (en Granada, durante los 80).

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Decía -él- que lo podrían haber hecho mejor, dado el tiempo que estuvimos allí, los pocos que éramos.

Decía -yo-, quizá re/torciendo, complicando o viendo la parte de atrás del argumento, que si no habían sido capaces de lograr que aprendices aficionados a los libros, motivados para aprender, asistieran a las clases magistrales, puede que hubiera que dudar del alcance de ese magisterio---

No se debe ser injusto: para el joven todo es suyo, le pertenece, las miradas y la dedicación ajena. Y no es así. Posiblemente fallamos en la misma cosa, nosotros, los que ahora tenemos la edad de los maestros---

Quedan algunos nombres, la lectura de los libros, lo que se entendía y lo que no, la vocación que no desaparece, que se reconoce y por eso se escribe, agradecida a lo maestros y a los padres, sin que pueda saberse dónde acaban unos y empiezan los otros.

Los nombres, los míos, mis sabios: Mondolfo, Guthrie, Copleston, Eliade, Ricoeur, Toulmin, Popper, Kuhn, Kirk, Cassirer, Fromm, MacIntyre, Jean Rohmer, Zeller, Gilson, Vignaux, Ricoeur, Ernst Bloch, Jurgen Habermas, Karl Otto Apel, Pierre Aubenque, Martin Heidegger, Ortega, Unamuno, Walter Benjamin, Richard Brandt, J. F. Revel, los que se me olvidan (seguro), aparte de los clásicos---

De los últimos yo menciono (para mí) a Platón y Kant, amigos tras el tiempo, si amigos son los que enseñan a pensar algo---

(Son nombres de entonces, y todos de ahora también, sin duda: aunque ahora se hayan incorporado otros: pero ellos vinieron antes y esa paternidad/maternidad les corresponde. A Octavio Paz lo descubrí entonces, Tiempo nublado. Ahora lo redescubro todos los días.)

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