30 de julio de 2007

La verdad coherente

En el sueño todo es verdad menos el sueño---

Por eso podemos pensar en la inexistencia del mundo, en una red que se sostenga en el vacío: en una telaraña engañadora, un éter, una sustancia fluida e incomprensible (circuito de los átomos, fin de trayecto: esperamos que su vuelo haya sido agradable, el comandante Epicuro les da las gracias por volar con Aerolíneas Cósmicas), en un pesado edificio que sostiene Atlas al que sostiene nada o el dios su envés---

Porque el que se aburre de la ciencia tiene que inventar mitos---

Contar sueños---

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Se le había caído un diente. Despierto se acuerda de que eso es un pensamiento de la muerte (un significante que debe ir presto al diván), y no de la sexualidad (Thánatos, no Eros), como muy irresponsablemente había lanzado en la conversación que tuvo con aquella mujer el año pasado. Dormido le parece evidente el agrandamiento -alargamiento, más bien- de la pieza dentaria, aunque le sorprende lo que observa en el interior hueco, sin tuétano: dos reptiles no tan minúsculos, quietos o muertos, y multicolores. Puesto que conoce todos los movimientos que ha hecho desde que sintió la opresión en la mandíbula, de parte del cuerpo que sobra, que ya no es más de uno, no le cabe duda alguna de que ahí no hay ningún error posible: los bichos estaban ahí y han ido vaciando el interior del diente. Podría sentir asco por haber tenido esos habitantes en su boca (hasta podría ocurrírsele imaginar que la sensación de asco levanta ciudades y civilizaciones), pero no es lo que le pasa por la cabeza en ese momento. Siente curiosidad, un interés que podría calificarse de científico u objetivo en la cosa descubierta. Así que se lo llevará todo al médico, para que decida los pasos que hay que seguir. Mete los reptiles en una botella transparente con agua, pero, como siempre en los sueños, hay algo que no va: no encuentra cómo cerrar la boca de la botella. Entonces intenta vaciarla un poco para poder anudar la bolsa de plástico (en eso se le ha convertido, sin que llegue a sospechar que se trata de una extraña pesadilla), pero sus manos son torpes, realmente torpes, y además parece que uno de los reptilitos ha empezado a mover la cola.

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